Before

Episodio III

El Sol aparece en el horizonte de Beacon Hills. Los pájaros comienzan a piar y empieza a haber gente por las calles.
Sábado.
En la casa de los hermanos, Helena y Chris estaban en el estudio. Con el sonido de la impresora y la cafetera, no paraban de buscar artículos en Internet sobre la historia de esta misteriosa ciudad, todos sus peculiares habitantes y leyendas.
-Mira-dijo Chris arrastrando la silla de cuero negra de ruedas hacia el sillón donde estaba Helena- "Se dice que los vampiros fueron unos de los fundadores de Beacon Hills. Vivían en lo que hoy día son Las Ruinas Memoriales De Beacon Hills, en mitad del bosque, rozando los límites del pueblo. Esta familia numerosa (se cree que eran al menos 25 miembros), firmaron un acuerdo con otra familia perteneciente de aquí, pero la diferencia es que eran licántropos. Según cuenta la leyenda, nunca se han llevado bien ambas especies, pero negociaron la paz durante siglos para poder convivir en paz y armonía en Beacon Hills."
-¿Dice algo del apellido de las familias?
-Mmmm...-murmuró buscando con la mirada en el papel impreso-Sí, aquí. Unos tales Hale y...-se quedó pálido.
-¿Qué? ¿Qué pasa?-preguntó Helena al ver su cara.
-Jones. La familia de vampiros, se apellidaban Jones.
-Pe...pero es imposible. Mamá y papá nos lo habrían dicho. Nos habrían dicho que fueron fundadores de Beacon Hills. Es que simplemente no tiene sentido.
-Quizás querían protegernos.
-¿Protegernos de qué?
-De lo mismo por lo que les mataron a ellos.
-¿Por ser vampiros?
Chris asintió.
-En ese momento nosotros no nos habíamos convertido. Puede que nos quisieran mantener al margen de todo.
En la otra punta de la ciudad, Scott, Stiles, Lydia y Kira estaban también investigando lo mismo y buscando respuestas para lo sucedido anoche en el baile de máscaras.
-Con que vampiros, eh-murmuró Lydia-Me parece ya ridículo...
-Ya, bueno, teniendo en cuenta que todo esto eran historias para asustar a niños en Halloween y ahora resulta que mi mejor amigo es un hombre lobo y unos vampiros han llegado a la ciudad-dijo Stiles en tono de burla.
-No olvidemos que Jackson era un largato que mataba a gente paralizándola-rió Scott.
-Y que yo soy una kitsune-añadió Kira.
Hubo silencio durante un minuto.
-Esto ya es para cortarse las venas-se sentó Lydia en la cama tocándose la cabeza.
-Creo que esto sí es para cortárselas-habló Scott levantándose de la silla y poniendo un artículo de un blog sobre la cama para que todos lo leyeran.
-¿Qué es?-preguntó Kira.
-La supuesta historia de Beacon Hills.
Antes de que pudieran leerlo hasta el final, Helena y Chris entraron por la puerta.
-Tenemos que hablar-dijo Chris.
Todos se miraron entre sí, dando pie a que comenzaran a explicarles qué sucedía.

-Nuestros padres fueron fundadores del pueblo junto con la familia de Derek.
-¿Derek? ¿Derek Hale?-se interesó perplejo Stiles.
-El mismo-le respondió Chris.
-Y-continuó Helena-firmaron un acuerdo de paz entre vampiros y hombres lobo para que hubiera paz aquí.
-¿Y qué tiene que ver eso con que hayan llegado ahora un montón de vampiros con sed de sangre?-dijo Scott.
-Eso es lo mejor de la historia. Cuenta la leyenda, que aunque firmasen el tratado de paz, los hombres lobo seguían sin fiarse de los vampiros, entonces crearon una especie de brebaje o poción que hacia que, los vampiros al beberla, se convirtieran de nuevo en seres humanos para que no fuesen una amenaza para los licántropos ni para el resto de la población.
-¿Entonces han venido para conseguir dicha... pócima y dejar de ser lo que son?-pregunto Kira.
-Eso creemos-contestó Chris cabizbajo.
Scott se quedó pensativo.
-Y van a estar asesinando hasta que la encuentren, ¿verdad?-dijo.
-No-respondió Helena-Matan por puro placer, por alimentarse y por aumentar su poder. Es...-miró a su hermano-nuestra naturaleza. Scott-se dirigió a él-tú sabes el sentimiento del que te hablo. Ese impulso de hacerlo, que de solo pensarlo se te eriza el vello.
-Ya controlo ese sentimiento. Solo se me agudiza más en luna llena, pero soy fuerte.
-Lo sé-le miró-Pero ellos no son como tú y como nosotros dos. Ellos son como los alfas de una manada de lobos. ¿Entiendes?
Scott asintió.
-Entonces tenemos que hacer algo para detenerlos-añadió Stiles.
-Sí, como no robemos kilos y kilos de reservas de sangre del hospital y los juntemos todas en una habitación y esperemos a que lo huelan y vayan, no creo que consigamos nada-dijo Lydia con ironía. Todos la miraron detenidamente- No os lo estaréis planteando, ¿no?-Siguieron con la mirada fija en ella-Genial-esbozó una sonrisa nerviosa-Vamos a morir.
-Nadie va a morir. Va a ser solo una prueba, al menos para saber quiénes son-la tranquilizó Scott-Nos hemos enfrentado a cosas peores, podemos con esto.
-No os confiéis-dijo Helena-No somos nada parecidos a lo que os hayáis podido enfrentar antes.

El día siguió avanzando, y consiguieron las bolsas de sangre del Hospital Memorial De Beacon Hills, la colocaron en una zona alejada de la ciudad, en el bosque, con la esperanza de que el olor a sangre les atrayera hasta allí.
-¿Huele lo suficientemente fuerte?-preguntó Scott a los hermanos.
Los dos asintieron y se escondieron con los demás, esperando a que aparecieran, agudizando sus oídos ante cualquier sonido y su vista para todas las sombras del bosque.
Pasados 10 minutos, se oyó algo. Helena no lo dudó dos veces, a pesar de los tirones de su hermano intentando impedir que se levantara.
Se quedó ahí, quieta, mirando a esas cuatro figuras inmóviles, con unos destelleantes ojos.
Tragó saliva.
-¿Quiénes sois?-se atrevió a preguntar.
Una mujer alta y esbelta, de cabello oscuro y lacio, con unos grandes ojos y unas finas facciones en su rostro, se acercó lentamente a ella con unos firmes pasos y una sonrisa que cada vez se iba haciendo más y más grande. Helena retrocedió varios pasos atrás, temblando.
-La pregunta es quién te crees tú y tus amiguitos, los que están tras esa roca, que sois.
Todos salieron de su escondinte y se mantuvieron a una distancia prudente.
-Vosotros habéis sido los que habéis llegado a Beacon matando gente-respondió con seguridad Scott, quien se colocó al lado de Helena.
-Mmm... ya decía yo que olía a perro mojado-rieron todos detrás suya.
Scott apretó el puño con fuerza, y Kira se lo cogió con fuerza para que se calmara.
-¿Qué queréis?-preguntó Helena.
-Ya lo sabrás, ¿no?-Chris miró a Helena y se colocó a su lado, cogiéndole de la mano-Esperar un momento...-se aproximó a ellos y les agarró a ambos de la cara bruscamente, como examinándolos, y al instante les soltó-Si sois los hijos y de Cara y Ben...-se asombró.
-¿Los conocías?-le dijo Chris atónito.
La extraña mujer retrocedió y se marchó a la velocidad de un rayo junto con los que venían con ella. No les dió tiempo a reaccionar, simplemente a mirarse entre sí.
-Creo-comenzó a hablar Scott-Que será mejor que nos contéis vuestra historia antes de seguir con todo esto.

-... por lo visto, nuestros padres hicieron prometerle a una bruja que no nos convertiríamos hasta los 17 años de edad. Creemos que es porque sabían su destino...
-...morir-continuó Chris-Les mataron por ser lo que eran, y no querían que nosotros corriéramos su misma suerte-Hizo una pausa-Les vimos llevárselos-dijo con la voz rota.
-No tenéis... por qué seguir-les aconsejó Stiles.
Helena agachó la cabeza y se limpió una lágrima.
Los chicos comenzaron a andar hacia los coches y se marcharon de allí con un sabor agridulce.
El recorrido se hizo corto pero nadie habló acerca de lo que acababa de pasar, simplemente miraban a la carretera que dejaban detrás de ellos y observaban aquel profundo y siniestro bosque.
Cuando llegaron al pueblo, cada uno se fue yendo a su cada sin decir ni una palabra. Chris le cedió la mano a Helena para ayudarla a bajar del Jeep, pero Helena negó con la cabeza y le susurró que no iría esta noche a casa, que no de preocupase. Le dió un beso en la mejilla y Chris se marchó, dejando a Stiles y a Helena en el interior del automóvil.
Stiles le miró extrañado.
-Quiero que sepas todo acerca de mí-le dijo segura.