El Viaje [DS]

Capítulo 11

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«El tiempo va corriendo lentamente…»
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Meniel

–¿Tan lejos está el lugar?– suspiro cansada, pues hace veinte minutos que estamos caminando y, en mi opinión, en círculos.

–Éste...– mira a su alrededor, pensativo –, no, no, ya casi llegamos…

–Nos perdimos, ¿no es así?– me detengo, él me imita y me observa avergonzado.

–Lo siento, creo que sí.– sonrío negando con la cabeza.

–No te culpo– bajo la mirada –, hasta las piedras parecen ser exactamente iguales entre ellas, ¿cómo puede vivir la gente así?– observo de izquierda a derecha, de arriba a abajo, y termino frunciendo el ceño.

Cada casa, cada jardín, incluso los árboles en su mayoría, son como copias, a simple vista, no encuentro ninguna diferencia entre una casa y otra.

¿Cómo no perderse?

–Por lo menos sabes cómo volver al hotel, ¿no es así?– él frunce los labios.

–Creo que es el único lugar diferente aquí.– ladeo la cabeza sin entender, por lo que él levanta la mano y señala con el dedo índice detrás mío, volteo y lo descubro.

–Oh, claro.

Y es que el edificio es el más alto del pueblo, y supongo que puede verse desde cualquier punto. Para nuestra suerte.

–Entonces será mejor que volvamos, ¿no crees? Enseguida comenzará a anochecer.– Blake asiente y se acerca a mí para juntos emprender el camino al hotel.

–¿No te parece extraño?

–¿Qué cosa?

–Ni siquiera en el hotel hemos conocido a alguien de este pueblo.– comenta.

–Aparte de la recepcionista– agrego, asintiendo de acuerdo –. Tampoco veo todos esos bares y no sé qué que nos habían prometido, la verdad.

–Aparte de la cafetería que parece haberse esfumado, yo tampoco.

Suelto un suspiro. ¿Siquiera vive alguien aquí?

–Por aquí– dirijo mi vista a él, quien señala a su izquierda –. Creo que escuché algo.– susurra.

Algo intrigada por conocer a alguien de este lugar, decido seguirlo.

Pero claro, a esos dos ya los conozco.

Muerdo el interior de mi mejilla con molestia al verlos.

Vaya, vaya.

Daniel y Payton están caminando lado a lado en dirección contraria a la nuestra, por lo que no pueden vernos, con él susurrándole algo en el oído y sosteniéndole de la muñeca.

No debería molestarme, vaya, ni siquiera tiene que importarme en lo más mínimo, pero por algún motivo que no entiendo, siento la sangre correr por mis venas más caliente que nunca.

¿Qué hacen juntos?
¿Acaso se conocen de antes?
¿Por qué están, demonios, tan cerca?
¿A dónde van?
¿Por qué le sostiene de la muñeca…?

Me siento mal, al menos a mí misma me lo puedo admitir.

–Vaya, son esos dos.– la voz de Blake me saca de mis cavilaciones, lo observo haciendo a un lado todos esos pensamientos ridículos y sonrío como si nada pasara.