crush┊yoonnam O.S

touch

¿Cuando vendrá?

Se repetía Yoongi en su mente, una y otra vez mientras caminaba en círculos y de forma ansiosa, por toda la habitación.

No era nada fácil, claro, tenía pareja y una reputación que proteger.

Es decir, ya había tenido relaciones con su esposo, a tal punto de marcarlo.
Así que, sin contar el número de veces que lo hizo con Nam, cometió infidelidad.

En realidad, Min es primogénito, sus padres le arreglaron su matrimonio desde el principio, por lo que gran parte de él, quería hacerlo al inicio.

No para vengarse, no era culpa de su marido ¿saben?, simplemente, no sentía con él, esa sensación que le provocaba Namjoon.

El joven, era diferente en todo aspecto, lo tenía todo. Inteligencia, ojos dragón, piel canela, hoyuelos en ambas mejillas y muslos grandes.
Pero sobre todo, sus labios. Eran su característica especial, como un arma de doble filo. Seguro por su labial y a la vez, de lo apetecibles que lucían por su volumen.

Aunque al inicio de las sesiones, Yoongi pensaba que era solo su cliente favorito, con el tiempo entendió que lo amaba.
Era tan adicto a él, que lo necesitaba a su entera y única disposición. Es decir, pocos eran los omegas que no estaban marcados.

El timbre sonando repentinamente, anunció la esperada llegada.

-- Pasa -- dijo Min tranquilo por el aparato.

A pesar de ser un cliente frecuente, necesitaba permiso para subir. Al menos, eso decía la seguridad del edificio.

Tras ver la sombra ajena detrás de la entrada, abrió la puerta bruscamente, sin mostrarse.

Cerró con seguro como siempre y empujó a Kim directo al sofá blanco.

-- Felices Vacaciones -- exclamó el mayor acercándose, actuando normal en el proceso.

-- Gracias -- respondió Joon sonriente.

Otra cosa que le atraía del omega, era su personalidad. Aquella genuina calidez que irradiaba, demostraba su plena sinceridad con cualquiera.

El alfa llenó de aire sus pulmones, se acercó al último y le susurró unas palabras.
Hace un año que son amantes, pero la adrenalina nunca faltaba.

Al instante, Nam se hincó de rodillas en el piso. Dejando de un momento a otro, estupefacto a Yoongi.

Quién al acercarse, con la yema de sus dedos índice y de en medio, acarició los gruesos labios del último para meter el pulgar, en su boca.

No dudo ni preguntó, simplemente, lo movió. Paso lento de un lado a otro hasta mojarlo por completo, con saliva para luego sacarlo.

Tampoco emitió palabra alguna. Se apoyó sobre el escritorio, tomó su miembro erecto y lo introdujo en la boca ya abierta del tez morena.

Aquel rincón desconocido, estaba caliente y húmedo.
Le gustaba tanto, que echaba su cabeza hacia atrás, jadeando y viendo de reojo como el omega lo miraba fijo mientras movía su trasero gustoso de un lado a otro.

Yoongi al darse cuenta de esto, aprovecho su mano libre y enredo sus dedos, en varios mechones del peli azul. Ejerciendo así, fuerza para meter más su extremidad en la garganta de este.

Sin importar, por un momento, las arcadas presentes o siquiera la posible falta de aire.

El menor por lógica, se atragantó un poco pero, siguió en lo suyo. Profundamente de arriba a abajo, con la cabeza y lengua sincronizadas.
Admirando cómo la punta de su nariz, tocaba la piel del mayor.

Quien, tras sentir el hormigueo en su pelvis, soltó el cabello del ojos café, para aferrarse al escritorio.

Mordió su labio inferior y como pudo, aguantó sus roncos gemidos, aunque dejo escapar algunos, luego de correrse en la boca ajena.

Joon en cambio, dejó el pedazo de carne, para tragar posteriormente todo el caliente líquido blanco y relamerse los labios varias veces.

Luego de regular sus agitadas respiraciones, el alfa ato su bata negra, para ofrecerle su mano derecha al omega.
El cual, al recibirla, sonrió avergonzado tras notar como Min, besaba la suya sutilmente.

Yoongi podía ser todo un hombre en cuanto al sexo pero, hablando del cariño y afecto después de este, era todo un caballero.

Kim a pesar de estar más satisfecho que nunca, siempre se reprochaba a si mismo, el no haberlo encontrado antes.

Era el alfa de sus sueños, y él, pronto sería solo suyo.

-- Nos vemos -- se despidió el mayor abriendo la puerta, fingiendo entonces, que habían conversado todo el tiempo. No sin antes, recorrer con su mano izquierda, los glúteos ajenos que tanto amaba.

capítulo único
gracias por leer