Agreement || Yoo Kihyun ||

005

Ha pasado una semana, semana en la que he notado a Hoseok un tanto extraño, en el sentido de que sé que quiere decirme algo, sin embargo, no lo hace.

Dejando eso de lado un poco, conseguí un empleo, porque sí, no me quedaría encerrada de por vida en casa. Sería una locura vivir de ese modo, si, sé que corro cierto peligro afuera, pero no puedo vivir con miedo todo el tiempo.

El local de pastelería se encuentra a unas cuantas cuadras de casa, gracias a ello, para mí fortuna, Hoseok terminó aceptándolo sin otra opción, para nada convencido de la idea.

Hoy parece ser un día calmado, no mucha gente ha venido como días anteriores, lo cual agradezco. Mi primer, segundo y tercer día fue de locos, realmente creí que estaría desempleada para el cuarto, pero para mí sorpresa, la encargada Ji fue un amor de persona, ojalá todos los jefes fueran así de comprensibles cuando el candidato no tiene mucha experiencia en lo que se le pide realizar.

Observo hacia la entrada por inercia cuando escucho las campanitas sonar y maldigo por dentro cuando veo a dicha persona caminar hasta mí.

— ¿Qué haces aquí?— mi cuestionario le recibe de una no muy buena manera, no obstante, éste sonríe divertido.

— ¿Sin un buenas tardes ni nada?, buenas tardes para ti también, me alegra que te encuentres en perfectas condiciones. Yo he estado bien, gracias por preguntar— rodee mis ojos y observé la pantalla de la caja, a fin de concentrar mi atención en otro punto.

— ¿Gusta pedir algo?— formulé, consciente de que no hice bien hace algunos momentos, y a su vez, tratando de convencerme de que es una coincidencia el que nos hayamos encontrado ahora y no porque lo haya averiguado para seguir insistiendo como hace unos días.

— Entiendo, estás trabajando, por eso el cambio de tono y lenguaje formal.- observó hacia su costado divertido— Me desconcertó por un momento— sonrió de manera burlesca.

— Entonces, ¿pedirá algo?— reformulé neutral.

— El pastel de chocolate que se encuentra a tu derecha— señaló sin más. Asentí y lo tomé con cuidado. Mi mirada se posó sobre él mientras buscaba en su cartera. ¿Fue coincidencia, verdad? Él no vino porque sabía que estaría aquí, ¿cierto?— Pregunta— habló, sacándome de mis pensamientos.

— ¿Ah?— pronuncié.

— Puedes preguntar, en ello estás pensando ¿no?— le miré sin entender— Si vine con un propósito o si fue una simple coincidencia..

— ¿Y..?— me atreví a incitarle a seguir.

— ¿Qué quieres escuchar?— devolvió mientras me miraba fijamente y entregaba su tarjeta para pagar.

— Realmente no tengo ganas de molestarme, olvídalo— negué despacio y rápidamente completé su pago— Aquí tienes— le regresé su tarjeta.

— No fue una coincidencia, lo confieso— dijo, guardando la misma.— Sabes que requiero tu ayuda y eso no puede cambiar tan fácilmente— agregó.

— Y tú sabes que eso no es posible— fue mi turno de hablar.

— Por supuesto que lo es— interpuso— No es el lugar ni el momento, te espero en mi oficina mañana. He sido bastante amable hasta ahora— sonrió sin separar sus labios y dio media vuelta perdiéndose de mi vista a los segundos.

¿Qué?

Es un idiota, sin duda alguna.

Luego de 4 horas más mi turno terminó sin ningún otro percance desafortunado y desagradable.