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Últimamente no me había sentido de lo mejor, la falta de su presencia me hacía cada vez peor.

Mis manos calientes, las de ella ausentes.

Ya 6 meses sin verla, siento como si estuviera en vela.

El sueño se me iba, y ella que no venia.

Lloraba sin parar cada noche, eso me recordaba su consolar en el coche.

Miraba mi reflejo, pero no lo notaba en el espejo.

Era nula mi existencia, yo solo pedía clemencia.

"Ella se fue pero yo no", decía ella cada que la miraba con rencor.

Mi madre ya no creía que Amber se fue por cuenta propia y me dejó, ya no creía que me la habían arrebatado. Me decía con seguridad que sentía que no se fue porque quiso, que se la llevaron y me insistía en que me quedará con ella, pero no me enojaba con mi madre porque no sabía sobre la muerte de Amber, era porque no quería decirle que mi prometida perdió la vida de ese modo.

No estaba nada feliz por esa boda pero ella comprendió que la escogí y que aunque hice mi elección, ella nunca fue parte de las opciones, escogí entre ser feliz o no serlo y Amber significaba esa felicidad. Mi madre me quería para ella, me quería a su lado y haberme casado con Amber representaría dejar a un lado a mi madre y claramente eso no le pareció.

Siempre que me dicen que ella me dejó me enoja, me enoja que no sepan lo que realmente sucedió, pero tampoco tengo las fuerzas para contar que su muerte me jodió la mente. He pasado por psicólogos y nadie me entiende, creen que mi mente se fue o que estoy mintiendo, pero no es así. Yo la amaba y eso fue lo que me llevo a aceptar su muerte y que ya no la vería nunca más.

Mi madre ayer me dijo que fuera a ver a Amber a su tumba, ¿Por qué cree que yo haría algo así? ¿Para que?

—¿Qué estás diciendo? Era tu prometida—mi madre estaba sorprendida por mi respuesta.

—Eso lo sé pero ¿Y que con eso?—claramente amaba a Amber pero jamás le llevaría flores.

—Empiezas a ser muy incoherente ¿Te estás escuchando?—mi madre había dejado a un lado la cazuela.

—Todo el tiempo, madre—terminé mi café.

—Dime algo, ¿Qué pasó realmente?—me miró de manera decidida.

—Se suicidó, ya te lo he dicho—su claro jueguito que había empezado desde hace 3 meses me estaba hartando.

—¡No! Dímelo, por favor ¿Qué pasó?—su grito se apaciguó al verme inmutar. Pero ¿Por qué es tan desconfiada? Nunca me cree.

—El forense me dijo que tenía marcas en sus brazos y marcas profundas, la forma en la que se "suicidó" no corresponde a las heridas de su cabeza—las comillas que hizo me hicieron enojar aún más.

—Bueno, pues se cortaba constantemente—dije con un evidente tono molesto.

Mi madre se acercó hacía mi y me miró como si fuera un bicho o una abominación, es mi madre ¿Porque me odiaría? Su cara se veía amarilla casi blanca, yo solo quería que entendiera que Amber me hizo daño con su partida u estaba realmente sensible.

—Amor, por favor dilo—tomó mi mano y no me dejó hablar solo me abrazo, pasando sus manos por mi cuello y empezó a hablarme al oído.

—Quiero lo mejor para ti y no quiero que te lleven, o te hagan daño, solo dime la verdad y te podré proteger—apretó mi mano con más fuerza.

—Ella me lo pidió—solté finalmente desviando mi mirada.

Soltó mi cuello y con la cercania me miró, estábamos casi frente a frente y estaba seria, totalmente seria.

—¿Te lo pidió?—mi madre frunció el ceño, no entendía a lo que me refería.

—Decia que moriría y que sentía como caía al vacío, me miró y me gritó que la dejará de juzgar y que mejor la matará de una vez por todas. Así que eso hice, tomé el martillo, ella seguía llorando y gritando; primero la cabeza y después el cuello, no sabía cómo quería que la matará, quería que ella me lo dijera pero no lo hizo solo gritaba—revelé con tranquilidad, esa era la verdad y quería que ahora mi madre dejará de decir tonterías sobre mi amada Amber.

Mi madre puso sus manos en su boca y pequeñas lágrimas bajaban desde sus ojos hasta donde ella decidía pararlas ¿Lloraba porqué la mate? No, lloraba simplemente para fingir que yo le importaba y mi felicidad. Era una maldita víbora manipuladora.

—Tranquila madre, nunca lo haré de nuevo, a no ser que me lo pidan pero solo con un por favor, esa mal agradecida ni gracias me dijo ¿Sabe porque, madre? Porque no podía respirar, cumplí lo que quería. Yo la amaba y la ayudé, no recibí nada a cambio, ni siquiera me ha visitado—dije con algo de tristeza en mi garganta.

¿Por qué no me miraba mi madre? A pesar de que sus ojos estaban abiertos, no los dirigía hacía mi y si lo hacía, lo hacía con un poco de miedo; así que me callé y esperé a que terminará.

Secó sus lágrimas y me miró para después tomar un vaso con agua y beberlo hasta el fondo, se acercó a mi, se hincó a mi frente y me tomo de la mano nuevamente, la miré.

—Yo te cuidaré, y no te llevaré pero por favor no vuelvas a hacerlo—me pidió que prometiera.

—Te lo prometí madre, no volverá a pasar. Bueno, ahora ya no, de verdad—habia sido la segunda vez que me hacía prometerlo.

—De verdad amor, no vuelvas a hacerlo—su mano era muy fuerte, le gusta apretarme con sus manos.

—¿No me crees, madre?—me molestó su desconfianza.

—Solo no vuelvas a hacerlo, cumple con tu promesa, cariño—la ayude a levantarse y me abrazo de nuevo, se notaba su miedo al abrazarme pero lo logró.

—Madre, solo no me pidas jamás que te mate—realmente me preocupaba que mi madre algún día llegara a pedírmelo.

—No lo hare, cariño. Lo prometo—mi madre besó mi frente y regresó a revisar la cazuela.

—Bien, si es todo llevaré las flores favoritas a Amber—tomé mis cosas y me dirigí a la puerta.

—Ahora estás siendo condescendiente—mi madre dijo desde la estufa. Salí fingiendo que no la había escuchado.

Me fui antes de que mi madre dijera otra cosa, me subí al carro que Amber me dejó y fui hasta la casa; tomé aquel martillo y me dirigí al panteón.

No falta que siempre hay chicas que me piden que las mate, así que lo hago. Ellas me miran y yo solo respondo con ese noble favor.

En el camino una de ellas me pidió esa ayuda.

—Am, hoy ayude a una chica, tiene el pelo negro y piel blanca, justo como te gustaban, al salir de aquí la llevaré a casa y le hará compañía a Victoria ¿Qué dices?

—Amber, realmente te extraño.

One shots (Amber Liu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora