—¡ELLA NO IRÁ!
El sobresalto de todos fue inevitable, los cuerpos tensos por el repentino cambio en su tono de voz, usualmente calmado, eran de pura confusión y extrañeza. Todas las miradas viajaron veloces hacia su rostro, retorcido por el juntar de sus cejas, intentando buscar una explicación en ella.
Todas, excepto una.
Una mirada cansada, con profundas ojeras bajo los orbes carmesí que veía la escena a través de una de las grandes pantallas de su laboratorio escasamente iluminado. Una que sonrió levemente ante tal negación en comparación de los otros presentes dentro de la pantalla.
—Pero, Senku... Kohaku es la-
—Ella no irá. Tú eres la mejor opción de guerrero que tenemos, Tsukasa.
—Senku, nosotros no estamos en potestad de decidir quién es mejor guerrero cuando no sabemos luchar. Tsukasa sabe lo que di-
—No lo hará. Kohaku será una excelente guerrera, pero no es la mejor opción. Es impulsiva y raras veces sabe controlar emociones fuertes como la ira, además que no...
Una risa vacía escapó de sus labios en lo que los veía discutir. Negó con la cabeza mientras se llevaba la bebida energética, que sostenía con desdén, a los labios, recostándose mejor en su asiento.
Ja, que gran estupidez. Ni tú mismo puedes creer esa mierda. No cuando la conoces tanto como yo.
Podía ver cada parte de él, cada expresión corporal reprimida y cada intento de ocultar su molestia y preocupación por la idea de mandar a Kohaku como guerrera al viaje espacial. Sus puños apretarse, sus hombros temblar, sus excusas baratas y hasta su corazón latir desesperado por el miedo de que lo que sabe que puede suceder si acepta que vaya con él.
Intentando evitar a toda costa una decisión obvia para todos y que él lamentablemente aceptó en su pasado como parte de su infierno.
Fue hace poco menos de cinco años que visitó ese lugar en un viaje sin precedente alguno: un viaje en el tiempo.
Bueno, técnicamente fue un viaje entre dimensiones, pues físicamente el ir en el tiempo es imposible. Si hubiera sido así, no tendría por qué estar viviendo la vida de mierda que tiene ahora, no tendría por qué ser solo un espectador de la vida de otros o un vigilante para que no pasen por lo que él pasó.
Para que pueda ver a Kohaku sonriendo feliz en una vida tranquila sin tener que él involucrarse, aunque sea en una sola realidad de las miles que existen.
Cuando la volvió a ver en esa ocasión, ver esa expresión de sorpresa en sus grandes ojos azules profundos y no saber cómo sentirse o reaccionar. Sus emociones explotando en su interior en una mezcla entre deseo y calma después de tantos años anhelando sentirla cerca otra vez. Dispuesto a disfrutar cada segundo que tuvieran porque sabía que no duraría para siempre.
Ni que ella pudiera recordarlo, aunque para él ese día quedaría tatuado con fuego directamente en su alma.
Si tan solo cerraba los ojos e indagaba en el recuerdo de esos instantes cuando se encontraban frente al bello mar de la India bajo un cielo nocturno lleno de estrellas, aún era capaz de sentir la calidez entre sus brazos, su corazón acelerado por la cercanía, las cosquillas que le producían sus cabellos rubios al rozar su rostro, sus brazos rodeándolo dudosos por un acto que hasta a él mismo no esperaba que fuera suceder. Un instante que, si fuera posible, le encantaría repetir las veces sean necesarias.
Pero él estaba consciente lo egoísta que era anhelar algo así.
Es por eso que, como parte de su plan, decidió que lo mejor era asegurarse por cuenta propia que el camino que trazaba el Senku de esa realidad fuera el correcto. Por eso es que dejó unos de sus nanobots, capaces de camuflarse tanto para la vista como para la tecnología de la época, como sus ojos en ese lugar, vigilándolos en cada decisión o movimiento que hagan o piensen hacer.
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Mirándote
FanfictionSolo le quedaba mirar como un simple espectador a los demás, esperando que el camino que elijan sea el correcto.