Capítulo 3

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"You always break the kindest heart
With a hasty word you can't recall..."

– The Mills Brothers

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Hoseok POV

Cuelgo la llamada y así empieza nuevamente mi rutina.

Me deshago de mi ropa y desnudo camino rumbo a la bañera, ignorando de paso las numerosas marcas en mi piel que se reflejan en el espejo de la habitación y que ensucian mi cuerpo.

Una vez dentro, el agua tibia y el olor del aceite esencial de lavanda, tu favorito, embriagan mis sentidos y anestesian mi dolor.

Cierro los ojos e imagino que estás aquí, tomando un baño a mi lado, como cada tarde después de regresar del trabajo, para luego terminar haciendo el amor entre burbujas de jabón y promesas de eternidad.

Y otra vez sucede...

Mi rostro se ve empapado por las silenciosas y amargas lágrimas que brotan de mis ojos. Te lloro, como cada maldito día, y es que...

¿Cómo no llorarte, Kim Taehyung? Eras el hombre perfecto y eras mío.

¿Cómo poder aceptar que fuiste mi principio pero no serías mi final?

Los fuertes sollozos que ahora llegan a mis oídos me parecen sumamente detestables porque... ¿No fue mi culpa de todos modos?

– ¡¿Cuántas veces más vamos a discutir por lo mismo?! – grité mientras sostenía tu profunda mirada y disfrazaba de furia mi miedo. – Necesito tiempo, Taehyung. ¿Por qué no puedes comprenderlo? Para ti es muy fácil hablar pero eso es porque no estás en mi lugar. A ti todos te aceptan tal y como eres, a ti nadie te juzgaría, tú no tienes nada que perder en cambio yo... – desvié mi mirada al suelo, incapaz de sostener la tuya, tan tranquila e imperturbable, un segundo más.

Simplemente no lo entendías.

Conocía perfectamente a mis padres. Ellos jamás aceptarían que estuviera saliendo con otro hombre y mucho menos uno que no fuera de nuestra clase social.

No te aceptarían. No nos aceptarían...

Y yo tenía miedo. Miedo de tener que elegir.

Por más defectos que mis padres tuvieran, al final del día seguían siendo mis padres y yo los amaba. No quería perderlos. No estaba dispuesto a perderlos. Encontraría la manera, solo necesitaba un poco más de tiempo.

– Aún no estoy listo, yo... no estoy listo para confesar mi verdad – Susurré lo último tan bajo que creí que no me habías escuchado y al escucharte repetir mis palabras inmediatamente desee que no lo hubieras hecho.

– Confesar tu verdad... – Repetiste en un tono tan amargo y herido, tan desconocido para mí, que mi cuerpo se petrificó.

Se acabó, pensé.

Y todo el miedo que había sentido hasta ese momento no se comparó al terror que sentí al pensar que me dejarías.

No sé en qué momento comencé a llorar pero mis sollozos delataban a mi aterrado corazón. Tan solo atiné a abrazarme a mí mismo, en un vano intento de darme protección para lo que seguía, de darme la fuerza necesaria para continuar una vez dijeras las palabras.

Entonces tú... tú tan solo me abrazaste.

– Por favor no llores, cariño – Susurraste suavemente en mi oído mientras trazabas dulces caricias en mi espalda – Discúlpame, no volveré a insistir nunca más – y contrario a lo que esperabas conseguir, mi llanto tan solo aumentó y me aferré aún más a ti como si fuera a caer si no estuvieras para sostenerme – Es suficiente. No importa si es en público o a escondidas, con tenerte a mi lado y que me permitas amarte... me es suficiente.

Aún recuerdo haber buscado tu mirada en ese entonces, y a pesar de lo nublado de mis ojos, pude identificar el amor y adoración que tu mirada siempre me profesaba.

Entonces, te besé. Te besé como nunca antes lo había hecho. Con una nueva resolución en mi mente. Con una nueva promesa en mi corazón.

Por fin había entendido que no era justo lo que yo te estaba haciendo.

Tú merecías más que un amor mezquino y egoísta.

Tú no merecías ser el secreto de nadie.

Recuerdo perfectamente que a partir de ese día me prometí a mí mismo cambiar; y fue así que me esforcé cada día por ser la mejor versión de mí, por ser alguien digno de ti.

Y si he de confesar, me asustó lo fácil que fue.

Contigo todo era tan sencillo.

Ya no tenía miedo de caminar cercano a ti en las calles y cuando me sentía valiente y me atrevía a rozar mis dedos con los tuyos, ahí estaba tu hermosa sonrisa rectangular para calmar mis nervios y disipar mi culpa por no ser capaz aún de tomar tu mano en público.

Inclusive había empezado a vestirme como yo quería. Ya no más ropas aburridas de colores monótonos. Por fin podía vestir a mi manera, quizás poco convencional o lleno de colores brillantes, pero que reflejaba como me sentía. Como me hacías sentir. Y es verdad que en muchas ocasiones discutí con mis padres a causa de ello, ya que según sus palabras, lucía como un payaso corriente y ordinario, pero al final del día, siempre estabas ahí para decirme lo contrario. Lo hermoso y especial que me veía a tus ojos.

Y sin darme cuenta, con el paso del tiempo, llegué a un punto en que mi felicidad era tan grande que sentía la enorme necesidad de compartirla y gritarle al mundo sobre ella.

Mi felicidad que tenía por nombre el tuyo.




Entonces... ¿Por qué?...




¿Por qué mi respuesta fue inmediata?

¿Por qué mi voz se escuchó tan segura?

¿Por qué lo hice sonar como un punto final?




Supongo que era más cobarde de lo que pensaba...




– Jung Hoseok, ¿Te casarías conmigo?

– No. 


🌻 ¡Drama overload! ¡Alguien detenga esto! Nah, no se preocupen. Ya estamos por llegar al final. 2 capítulos más. Les dije que era una historia corta pero espero que la estén disfrutando. Si las hice sentirse mal por ellos, entonces ya gané. 

🌻 Aún me falta escribir el último capítulo... Veremos si les doy su final feliz o no... 

🌻 ¡Muchas gracias por leer!

M&H

Irreversible [Vhope]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora