Capítulo 4

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"So, if I broke your heart last night..."

- The Mills Brothers

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Taehyung POV

Dijiste que no.

Y lo amargo de la bebida que ahora yace en mi boca no se compara en lo absoluto con la amargura que en esa noche invadió a mi corazón.

Me encantaría fingir que un día simplemente desperté y ya no estabas a mi lado pero mi mente masoquista se empeña en traer de vuelta los recuerdos de esa noche y repetirlos una y otra vez, destrozándome en el proceso.

¿Por qué dijiste que no?

Aún puedo recordar el fino temblor de mis manos al sostener la caja con el anillo de compromiso que con tanto sacrificio había comprado para este momento.

No puedo decir que en ese momento me sentí morir porque simplemente no comprendía nada. Estaba tan confundido y en mi cabeza solo había preguntas.

¿Acaso no estábamos bien? ¿Me había apresurado en dar este paso y 4 años de relación era muy poco tiempo? ¿Había hecho algo mal? ¿No eras feliz a mi lado? ¿Acaso... no me amabas lo suficiente?

Busqué en tus ojos una respuesta que me ayudara a comprender el porqué de tu negativa, y lo que encontré en ellos hizo que mis ojos se empañaran de lágrimas pero fue lo que salió de tus labios lo que me hirió de muerte.

- Levántate, Taehyung. Aquí no es el lugar.

Fue entonces que todo a nuestro alrededor volvió a existir para mí.

Caí en cuenta de que estaba arrodillado a un lado de tu asiento, con un anillo en una mano y mi corazón en la otra, en medio de un lujoso restaurante, de aquellos que solías frecuentar antes de conocerme. Entonces me percaté de las risas, de los susurros. De tu pulso chocar violentamente contra la piel de tu cuello. De tu respiración que en algún momento se volvió irregular. De tu mirada nerviosa que se paseaba por todo el lugar.

Y fue así como mi mente se contaminó...

Tú los mirabas a ellos cuando yo solo te miraba a ti.

- Entiendo.

Me puse de pie lentamente y, en silencio, caminé hacia la salida no sin antes acercarme al primer cesto de basura que pude divisar y tirar la pequeña caja en mis manos.

Entonces con mi accionar, llegaron los sonidos de asombro, los murmullos que se convirtieron en conversaciones escandalizadas, pero no me importó. Nada podía importarme menos. Tan solo tomé la poca dignidad que me quedaba y me alejé. Aun cuando no quería hacerlo.

Aún puedo recordar a mi cuerpo temblar violentamente, y no, no era por las bajas y crueles temperaturas que azotaban las calles de esa fría noche, aun así, me aferré desesperado a mi abrigo en un vano intento de proporcionar calor a mi destrozado corazón.

Un abrigo que no era de diseñador como el tuyo...

Alcancé a visualizar mi automóvil estacionado a unos cuantos metros de mí y apresuré mi paso para poder llegar hasta él.

Un automóvil que no era último modelo como el tuyo...

Y con el nudo en mi garganta cada vez más asfixiante y la poca fuerza de voluntad que me quedaba retuve mis lágrimas porque si las dejaba escapar de mis ojos me daría cuenta de que seguramente no serían tan valiosas como las tuyas.

Y fue justo en ese preciso momento que lo entendí.

Tú y yo no éramos iguales. Tú y yo no valíamos lo mismo.

Y honestamente, fue así como en mis sollozos escuché al dolor hablar por primera vez.

Me detuve a mitad del camino. Llevé mis manos a mis labios tratando de acallar los lastimeros sonidos que surgían de ellos mientras las personas iban y venían a mí alrededor. Tan ajenas a mi agonía.

Fue tu voz agitada gritando mi nombre, aquella que soñaba poder escuchar en cada despertar, la que hizo callar mis sollozos y que emprendiera mi marcha nuevamente.

- ¡Taehyung, espera, por favor! ¡Necesitamos hablar! - apresuré mi paso al notar tu voz cada vez más cerca. - ¡Por favor, no hagas esto! ¡Tan solo escúchame!

Fue en medio de tus gritos que los recuerdos amargos de nuestra relación, los cuales tenía presos en lo más profundo de mi mente, empezaron a aparecer.

Todos los desplantes a mis muestras de cariño en público, cómo me presentabas como un amigo ante tus conocidos, cómo para tus padres yo ni siquiera existía, cómo éramos pareja solo de puertas para dentro...

Como no he sido más que tu pequeño y sucio secreto.

Exploté al sentir tu mano tocarme de nuevo. Me detuve para confrontarte y sostuve tu brazo con brusquedad. Te quejaste de dolor.

- Está bien, aquí me tienes, te escucho - mascullé con rabia aguantando el asco que me producía darme cuenta que era capaz de provocarte algún tipo de dolor. - Dime lo que tengas que decirme aquí y ahora, fuerte y claro para que no solo yo pueda escucharte... anda, vamos... ¡¿Qué es lo que tienes que decirme?!

Y si antes creía que ya habías terminado conmigo, que ya no quedaba nada de mí, estaba equivocado.

Fueron tus labios temblar, el miedo en tu mirada y tu silencio lo que terminó por hacerlo.

Tenía razón. Siempre tuve razón. Nuestro amor te avergonzaba.

Y fue justo en este momento que, muy dentro de mí, supe que nunca me recuperaría de esto.

Doy un último trago a mi bebida, desvío la llamada entrante y dejo el dinero de la cuenta en la barra.

Con el último recuerdo que tengo de esa noche, siendo tú, a través de mi retrovisor, inmóvil y cabizbajo apenas iluminado por las luces nocturnas, es como me dispongo a irme a casa, abandonando el bar que cada viernes, a partir de esa noche, frecuento sin falta.

Aquel que marcó el inicio del final para nosotros.

Aquel que sirvió como refugio para la tormenta que amenazaba por ahogarme completo.

Aquel que me permitió beber hasta olvidar mi nombre y el tuyo.

Aquel que me permitió encontrarte en otros labios, en otros ojos y en otra sonrisa...


🌻 ¡Muchas gracias por leer! Ya estamos a nada del final.

M&H

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⏰ Última actualización: Dec 11, 2022 ⏰

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