La mucama [J.JK] [BTS]

☆꧁༒Cinco༒꧂☆

POV of Jungkook

Me sentía victorioso, cualquier chica haría lo que fuera capaz con tal de tener de vuelta su celular, y Katy, Katrina, como se llame no iba a ser la excepción.

— Acompáñame adentro para explicar cuáles son tus deberes. — Intenté ser cordial mostrándole las puertas de la mansión pero ella negó y levanté una ceja.

— ¿Tu crees que me vas a manipular con eso? —Apuntó su móvil que aún seguía en mi mano. — Solo es un maldito aparato tecnológico señor Jungkook. — Dijo sarcásticamente. — Así que metete donde quieras ese celular y a mi me dejas en paz.

— ¿Y que me dices de tu escarabajo? —Su rostro cambió. — Ah~ ahí sí que duele. —Sonreí de lado.

— Tú que sabes de eso. — Frunció su ceño gruñendo.

— Lo sé todo. — Guiñé un ojo. — Como dije anteriormente, soy Jeon Jungkook. — Tomé un respiro para continuar y guardé su móvil lentamente en mi bolsillo del pantalón para ordenar mi cabello. — Te propongo algo, qué tal si trabajas para mí durante unos meses para que puedas pagar y sacar del cementerio a ese cacharro que tienes de auto, y eres libre de mi por siempre.

— ¿Y la otra opción?

Levanté una ceja. — No hay otra opción. — Hablé seriamente.

Rió sarcásticamente y se acercó a mi rostro lentamente, podía sentir el perfume, a decir verdad, no era desagradable su aroma. — ¿Y dejarme humillar por un idiota sicópata secuestra chicas? Ni loca, prefiero trabajar en un lugar honesto y ganarme el dinero como es debido.

— ¿Y que piensas? ¿Que voy a regalarte el dinero? — Ahora fui yo el que rió sarcástico y me acerqué a su rostro para quedar a milímetros de su boca. — Usted trabajará como profesional para mi, me servirás en todo lo que necesite, y no especialmente como mucama. — Ella levantó una ceja. — Y no me refiero al sexo tampoco pero para ser directo, ten.

De mi bolsillo derecho de mi pantalón, saqué una tarjeta con un monto donde detallaba los principales quehaceres hacia a mi y abajo el sueldo. Cuando lo puse delante de sus ojos, estas se abrieron a la par, obviamente por el monto que le estaba ofreciendo. Las palabras de ellas no salían, su boca estaba boquiabierta.

— Ahora cuando quieras contactarme. — Me acerque a su oído. — Mi número está atrás escrito. — Susurré sonriendo victorioso.