¹ | B a m .

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🖇🐕⋆.*♡ゞ𝑬𝒏𝒄𝒖𝒆𝒏𝒕𝒓𝒐𝒔 ˚༘✧ ❛°•🐾🦴

El problema de Bam había llegado demasiado lejos.

Siendo un hermoso doberman color chocolate de poco más de un año, era de esperarse que se convirtiera en un animal inquieto, motivo por el cual cuidaba de sacarlo a pasear todos los días por lo menos una hora.

Sin embargo, sus instintos más primitivos habían aflorado y debía admitir que últimamente se encontraba más insoportable que nunca.

Los cojines de la sala de estar fueron los primeros en pagar el súbito ataque hormonal de su querida mascota, seguidos por la ropa de cama. Nunca había considerado la castración seriamente; pues lo consideraba una crueldad para con su mejor amigo.

Obviamente no había pensado en las desastrosas consecuencias.

La peor de ellas se presentó un jueves por la mañana, durante su paseo diario matutino. Bam había alzado la nariz, como si olfateara algo en el aire que le resultara sumamente irresistible.

Acto seguido, se había echado a correr haciendo que la correa saltara de su mano y arrastrándola tras de sí rumbo a un punto desconocido del parque.

—¡BAM! —gritó, corriendo detrás de él— ¡Mierda!

Nada lo había preparado para la escena de aquel día.

Cuando finalmente dio con él, se encontraba encima de un muchacho tumbado sobre un tapete de yoga.

El joven estaba paralizado por completo, mientras sus pequeños ojos observaban con terror e incredulidad al can que intentaba desflorar su delgada pierna. Jungkook palideció.

—¡BAM! ¡Perro malo! —rugió, recuperando la correa y halándolo del collar para que dejara al chico.

El perro movió la cola y gimoteo, tratando de volver con su "nueva amiga". ( la pierna)

—Por Agust D, cuanto lo siento, yo... ¿estás bien? Perdona, yo no... de verdad...

—Estoy bien —respondió el jovencito escuetamente, poniéndose de pie con toda la dignidad que le fue posible y componiendo un semblante de frialdad en su delicado rostro.

Él lo miró y se quedó sin palabras.

Aquel debía ser por mucho el hombrecito más hermoso con la que se había topado en su vida. Piel nívea, el cabello algo largo y con mechitas plateadas peinado delicadamente y los ojos de un profundo negro, tan maravilloso.

Los leggins deportivos y el top negro algo ajustado revelaban la silueta esbelta y tonificada que no era cubierta por su sudadera gris, demonios, parecía sacado de una de esas cuentas fitness de Instagram.

Sí, definitivamente se trataba del joven más precioso con el que se había topado nunca. Y su perro había intentado abusar de su pierna. Grandioso.

—Yo... eh... —el pelinegro tuvo que hacer un esfuerzo por apartar los ojos de su ombligo y volverlo a mirar a la cara—, lo lamento, mi perro... Bam normalmente no es así.

—Solo contenlo —repuso el muchachito con la misma frialdad, antes de recoger el tapete donde hacia estiramientos y el resto de sus cosas para marcharse sin decir una palabra.

Estaba como en shock.

Jungkook se quedó mirando su espalda conforme se alejaba, con una expresión estúpida de anhelo y vergüenza, y después se volvió hacia su perro con enfado.

Bam le devolvió una mirada suplicante y llena de ternura, más propia de un cachorrito.

—¿Enserio?

Encuentros × 𝗞𝗼𝗼𝗸𝗺𝗶𝗻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora