#𝗞𝗼𝗼𝗸𝗺𝗶𝗻 🐕🐾🦴
-¡BAM! - gritó, corriendo detrás de él - ¡Mierda!
Nada lo había preparado para la escena de aquel día.
Jimin estaba paralizado por completo, mientras sus pequeños ojos observaban con terror e incredulidad al can que intentaba...
Jamás imaginó que una noche sin su mascota se le haría tan larga. Echó de menos el calor de su cuerpo a sus pies, su andar encima de la cama y el alborotado despertar que le proporcionaba su lengua por las mañanas.
No quería ni imaginarse como se encontraba él.
—Así que, llevaste a Bam con el veterinario. Te dije que era buen tipo.
— Sí, al parecer sabe lo que hace. Pero sigue sin gustarme la idea de haberlo dejado ahí por la noche. No está acostumbrado.
—Descuida viejo, el perro estará bien —le aseguró Taehyung tomando un sorbo de su capuchino. Se encontraban en un café medio atestado de gente — Después de esta tarde podrás verlo de nuevo. Y ya no tendrás que preocuparte de que profane la pierna de algún otro chico.
— Lo sé.
— ¿Y qué tal va todo con Hana? Me ha estado preguntando por ti, cree que has perdido tu teléfono. Como no le contestas ningún mensaje...
—Y no lo haré, la he bloqueado de todas mis redes sociales —el pelinegro lo miró severamente—. Está desquiciada, apenas me conocía y se soltó a hablar sobre sándwiches y lo que serviríamos en nuestra boda si decidiéramos casarnos en ese mismo instante. ¿Quién hace eso?
—Sí, puede ponerse un poco intensa. Pobrecita, creí que tal vez podría congeniar contigo.
—No sé porque mierda tuviste que presentármela.
—Aww, la pobre solo sueña con encontrar a su príncipe azul. Debe andar por algún lado.
—Está loca.
Jungkook tomó un trago de su late, sin muchos ánimos al recordar a la hiperactiva rubia que muy en contra de su voluntad, su amigo le había presentado hacía semanas.
Desde entonces vivía evitándola. Tristemente, ese era el tipo de chica al que alguien como él podía aspirar, suponía.
Era obvio que una persona como cierto joven con el que se había encontrado en el parque, difícilmente iba a voltear a verlo.
Un suspiro se le escapó por lo bajo al recordar a Jimin. Quizá lo volviera a ver uno de aquellos días, si visitaba al veterinario. Siempre podía inventar que su perro necesitaba una revisión de rutina.
—Si no te conociera, diría que pareces enamorado, Kookie.
Era patético.
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Bam fue dado de alta en la clínica para mascotas sin ningún percance. Si bien estaba menos enérgico que de costumbre, pudo comprobar que todo estaba en orden y que la operación de su mejor amigo se había llevado a cabo sin mayores sobresaltos.
