Cercanía.

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—¿Entonces te gusta esa diosa?

Miguel y su hermana volaban sobre el bosque de Deméter. El arcángel estaba irritado porque su hermana estaba haciendo demasiadas preguntas.

Aún sentía un ligero cosquilleo en su estómago por lo recién ocurrido con Hera.

—No, no. Hera es la esposa de Zeus, jamás me gustaría alguien casada.

Raguel no parecía convencida. Estaba segura de que su hermano olía a esa diosa pagana.

—¿Y eso qué? Todos sabemos que ese renacuajo de Zeus es un infiel.—Bufó la albina.— No puedo creer que me vayas a cambiar por una mujer así...

El semblante de la arcángel se ensombreció y su velocidad disminuyó.

—Oh vamos, no pienses así.—Dijo tranquilamente Miguel.— Hera es sólo una amiga.

La mano cálida del castaño tomó la de su compañera. Ambos se miraron a los ojos, y con la sonrisa de Miguel, ella se calmó un poco.

—Me alegro.—Respondió ella dulcemente.— Porque entonces tendría que matarla, y no queremos una guerra entre esta gentuza y nuestro Padre.

Miguel apretó ligeramente la mandíbula y continuó mirando hacia adelante.

Frente a ellos se alzó la mansión de Deméter que se encontraba en el bosque. La diosa estaba cuidando de sus plantas junto a un par de ninfas y su hija Perséfone.

La pelirroja al ver a Miguel, lo saludó.

Ambos arcángel se posaron sobre el césped del jardín.

—Que gusto verte.—Dijo Pers.

—Lo mismo digo.—Respondió Miguel.— Ella es mi hermana...

—Soy Raguel.—Dijo ella rápidamente.— Tú debes de ser Perséfone.

—La misma.—Respondió la diosa y esbozó una amplia sonrisa. Al parecer Raguel era la hermana gruñona.— Y ella es mi madre Deméter.

—¿Qué hacen por aquí?—Preguntó la diosa de la agricultura.

—Estoy buscando a Hécate...—Dijo Miguel.— Tiene una invitación para ver a nuestro Padre.

—Wow... creí que ninguno de nosotros era bienvenido en tu hogar.

—No lo son.—Dijo Raguel.—Pero Padre quiere conocer a la esposa de nuestro hermano Gabriel.

—Oh vaya. Pues de hecho Hécate viene para acá.—Dijo Deméter.— Pueden esperarla y beber té con nosotras.

—¿Beber té?—Dijo Raguel.

—Si, ya sabes, sentarnos a la sombra de algún árbol y esperar a que ella venga.

Perséfone notaba que Raguel no tenía paciencia.

—Me parece bien.—Dijo Miguel.

Su hermana lo miró con desaprobación.

Démeter y su hija asintieron y guiaron a ambos invitados a través de su jardín hasta llegar a la mesa de picnic. Las ninfas regresaron desde la cocina de la mansión con una charola de galletas, una tetera y pequeñas tazas de porcelana.

—Por favor, tomen asiento—Dijo Démeter.

Miguel y su hermana se sentaron mientras su vista recorría los jardines de la diosa de la agricultura. Eran muy parecidos a los que su padre solía crear para ellos y los demás ángeles.

Todos se encontraban a la mesa cuando llegó Mac junto a Hécate. La diosa bruja tenía marcadas un par de ojeras y llevaba el cabello ligeramente despeinado. Raguel frunció el ceño al verla. Definitivamente imaginaba diferente a la esposa de su hermano Gabriel.

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⏰ Última actualización: Dec 02, 2023 ⏰

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