Harry se encontraba cortando leña y acomodándola de forma en que la corteza no se humedeciera con la nieve. Su padre ya lo había preparado para ese trabajo desde que era niño, y a decir verdad se le daba bastante bien.
Sus muñecas ya empezaban a doler, pero no iba a parar; tenía montones de leña apiladas esperando a ser cortadas y no es como sí pudiera simplemente dejarlas ahí. Se acomodó en si, y empezó a cortar más rápido para terminar pronto, pero no fue buena idea cuando el dolor de sus muñecas pasó de los brazos, a sus hombro, y terminando en su cuello.
En ese momento deseó haber desayunado cuando Leia se lo ofreció.
Ese mismo día en la mañana, después de que él y el señor Tomlinson conversaran sobre sus horarios y pagas; Harry se encontró con Leia, la encargada de las tres comidas en la casa de los Tomlinson, la amable señora de aproximadamente cuarenta años de edad, le había ofrecido incluso una avena antes de empezar su trabajo, pero Harry se había negado por completo, claro sin olvidar darle las gracias por su atención.
Después de rechazar el desayuno de Leia, se encontró con Frederick para que este le enseñara su área de trabajo, Harry rápido lo memorizó y le agradeció al mayordomo por su tiempo, fue cuando empezó cortando la leña y ahora se maldecía por haber rechazado la gratitud de esa amable señora.
Dio un suspiro y limpió con la manga de su camisa el sudor que caía de su frente, ya no le faltaban muchas pero aún así clavó la hacha en el tronco que utilizaba de base, para así darse un respiro. Posó su manos en sus caderas para después levantar su mirada al cielo, y ahí estaba su cielo, con ese azul electrizante que tanto adoraba. Increíble como ese día no se había tomado ni un tiempo para apreciarlo.
Pronto sus dolores parecían haber desaparecido ante la imagen, pero la calma se había ido tan pronto cuando escuchó a alguien llamarlo a sus espaldas y dio un pequeño brinco.
-¿Styles?
Se volteó, para su suerte no era Benjamin.
-Tomlinson... me asustasté-- Louis dio una pequeña risa.
Louis estaba parado donde un árbol, justo después donde quedaba la pila de leña. Llevaba un elegante traje color gris, camisa blanca y zapatos negros, estaba un poco despeinado y tenía las manos dentro de los bolsillos de sus pantalones, se veía cansado.
-Lo siento, no fue mi intención-- Le dio una mirada-- ¿Tomado un descanso?
Harry sintió la verdadera vergüenza.
-Si lo quiere ver así, pues así es. Mis muñecas empezaron a doler y no quiero arriesgarme a un daño mayor.
-Entiendo-- Asintió.
-¿Qué lo trae por aquí, señor ?
-Solo busco una distracción.
-Oh, ¿parezco bufón?-- Louis rió.
-No es lo que quise decir, no pretendía ofenderte.
-Sin remordimientos Louis Tomlinson.
-Es bueno escucharlo... Si, si me disculpas, tengo que volver a mis deberes-- Le dio una mirada a su pila de leña en una forma discreta de decirle que siguiera en su trabajo. Harry asintió.
Harry lo observó caminar dentro del bosque hasta que desapareció de su vista. Louis parecía una persona interesante, por la manera sofisticada en la que hablaba y el porte que no perdía, tenía que tener una buena educación. Sé preguntó si alguna vez tendrá la oportunidad de conocerlo, aunque la situación no era lo mejor para hacerlo.
Se arremangó y volvió a cortar la madera para después acomodarla donde estaba la demás leña.
Más tarde preparó la tierra para la cosecha de invierno, limpió los establos y acomodó la corteza donde debía, no tomó mucho tiempo y aún así el sol ya estaba escondiéndose, el cielo empezaba a pintarse en colores naranjas y rosas al igual como empezaba a serlo el bosque gracias a la tan esperada primavera. Los cielos de la primavera no eran sus favoritos, le gustaban los de verano donde los azules eran intensos y los atardeceres suaves, o el otoño donde las madrugadas eran tan azules como el mar que los libros describían y los días de un azul tan ligero como lo era el viento, pero simplemente los colores de la primavera le parecían mediocres en demasía, como sí quisieran resaltar de la manera en que lo hacía verano, pero sencillamente no eran los mismos. Recuerda la primera vez que se tomó el tiempo para leer, fue en una tarde de verano cuando los colores parecían haber querido abrazarse entre si, dando la mezcla perfecta entre el anaranjado, morado y rosa, eran perfectos, y sintió una paz en su pecho inexplicable; había leído Le Petit Chaperon rouge, era un libro viejo casi olvidado en el estante de su hermana, pero aún así le llamó y leyó, desde entonces las páginas llenas de historias estuvieron con él en todo momento. No pudo evitar dar una sonrisa llena de nostalgia.
Ya estaba en el vestíbulo cuando escucho una melodía ser tocada desde la habitación donde ya había visto a Frederick entrar, se permitió seguirla mientras la música se hacía más intensa. Quedó cara a cara fente a una larga puerta de madera, se acercó a ella y le dio media vuelta al pomo, se fijó por la pequeña ranura que dejaba ver a Louis Tomlinson, sentado, tocando el piano. Reconocía la melodía, era Canon en re mayor de Johann Pachelbel, su padre solía tocarla, pero nada parecido a como Louis lo hacía, sus dedos se desplazaban con facilidad en las teclas, y las notas bailaban de una manera suave, merecido a ser escuchado. De pronto Louis paró, dejó de mirar sus partituras para ver directo a la puerta.
-Puedes entrar, Harry.
Carajo.
Empujó la puerta, y ahí estaba Louis sentado con sus ojos azules esperando a que le diera una explicación. En toda su vida podría contar con los dedos de las manos las veces que sintió nervios o vergüenza, pero desde que había llegado a la casa de los Tomlinson, esas situaciones parecían no acabarse.
-Lo siento, acabo de terminar mi trabajo y estaba entrando, entonces escuché la música, y yo... Lo siento.
El ojíazul rió.
-Sin remordimientos, pero por favor no me espíes-- Harry asintió-- ¿Reconociste la pieza?
-Sí. Mi padre solía tocarla.
-Charles-- interrumpió-- ¿Solía?
-Lo hacía, cuando tenía nueve años o menos-- Louis asintió.
-¿Quieres sentarte?
La vista de Harry se dirigió al pequeño sillón que se encontraba en una esquina de la habitación, no tan lejos de Louis. Harry se adentró a la habitación para sentarse mientras sentía la mirada del otro mientras caminaba.
-¿Estás cómodo?-- Harry asintió-- ¿Quieres quedarte a escuchar?
-Si no te molesta.
Louis sonrió y quedó a espaldas de Harry, ojeó sus partituras, escogió una y se acomodó para empezar. Esta vez Harry no la reconoció, pero aún así se concentró en escucharla, era una melodía emotiva y absolutamente preciosa, Louis se movía rápido como si de por si el piano fuera algo fácil de tocar, la música bailaba por el aire y Harry juraba ver un nuevo color aún no nombrado cada vez que Louis pisaba una tecla. Louis cerró los ojos, y eso si era algo nuevo para él; nunca había visto a nadie cerrar los ojos mientras tocaba, porque naturalmente te desconcentras y pierdes la pista, pero aún así Louis parecía tenerlo todo contralado, así que lo dejó y cerró los ojos con él. Sintió los ojos empezar a humedecerse y temió a que Louis lo viera así, pero cuando los abrió para secarlos, Louis ya había terminado.
Aún no se había girado a Harry, así que este pudo pasarse las mangas de su camisa por sus ojos antes de que el ojíazul lo viera. Cuando lo hizo, pudo ver sus ojos rojos. Louis tambíen había llorado, pero obviamente no le mecionó.
-¿De quién es?-- musitó.
-No lo sé.
-Fue hermoso.
-Gracias.
Quedaron en silencio. Harry se preguntó si había sido irrespetuoso en algún momento; nervioso, empezó a jugar con sus pulgares esperando a que Louis dijera algo en lo que los segundos parecían horas. Se puso de pie para disculparse de lo que aún no estaba seguro cuando Louis habló.
-¿Sabes tocar?-- Harry negó-- ¿Quieres aprender?
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recientemente cambié los nombres de los familiares, cualquier error que haya pasado desapercibido menciónenlo para corregirlo.
les quiero, maténganse a salvo!!
-M
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The story of tonight
FanficMarzo, 1874. Tiempo de cosecha y la familia Tomlinson necesita nuevos trabajadores en su granja.