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Cuando llora, provoca en mí una sensación horrible.
La relación con su madre nunca había sido la mejor, aún recuerda la vez que su progenitora le había tirado su helado solo porque la despidieron de su trabajo.
Pero Sunwoo se prometió amarla cada uno de sus días, incluso cuando lo golpeaba por ser demasiado cercano a Jungwon, incluso cuando le gritaba mil insultos por tener una mala nota, incluso cuando ella no lo amaba.
Ahora mismo, frente a la lápida de su madre, se estaba odiando por no sentirse triste, por no soltar ninguna lágrima que demostrará cuán dolido estaba por la pérdida de aquella mujer.
Cuando el funeral llegó a su fin y sus abuelos lo acompañaron a casa, él subió a su habitación sin decir nada.
Mirándose frente al espejo, se dejó llevar por todo lo que sentía en su interior.
Te odio mamá. Pensó una y otra vez mientras lanzaba cosas por todos lados.
Me odio por odiarte. Pensaba después, tratando de unir las cosas que se rompían.
Los golpes en su puerta detuvieron cada movimiento.
-No quiero verlos- habló.
Pero no escuchó la voz rasposa de su abuelo, o la aguda de su abuela, al contrario, escuchó la suave voz de Jungwon.
-Hyung- susurró -Soy yo, sus abuelos me llamaron para venir a verlo- abrió la puerta con cuidado -Dijeron que estaba bien por hoy que entrará- sonrió.
Sunwoo giró a verlo, y cuando sus miradas se conectaron, nuevamente se dió el permiso de llorar.
El menor caminó hacia él y lo abrazó, hizo que el mayor se sentará en su regazo y con cuidado se recargo en la cama.
Dejó suaves caricias en la espalda del pelinegro antes de hablar -Está bien, Hyung, todo estará bien, estoy aquí.
-Wonnie- habló entre sollozos, ocultando su rostro en el cuello del castaño -Mamá murió y eso me hace sentir bien.
Jungwon besó su cabeza antes de obligar al mayor a verlo -Está bien, Hyung, no importa como se sienta ante la muerte de su madre, está bien lo que sienta.
Sunwoo sollozó aún más fuerte, aferrándose más al castaño, sintiéndose protegido de todos y todo.
Minutos después en los que el mayor lloraba, Sunwoo cayó dormido en los brazos de Jungwon.
El menor solo sonrió antes de cargarlo y dejarlo en su cama, separó los mechones que cubrían su rostro y dejó un suave beso en la frente del pelinegro.
-Hyung, usted no debería llorar- susurró -Siento horrible verlo llorar.
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