Capítulo 3: Espejos

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Yo: ¡¿Por qué debo ir?!

- Me quejé caprichosamente con mi madre.

Mamá: ¡Porque Carolina nos ha invitado a todos! A mí, a ti y a tu hermano. Así que deja de renegar y camina.

- Llegamos a la puerta de esa enorme casa. Por más grande que fuera, me daba la sensación de que estaba vacía, muy vacía.

Carolina nos abrió la puerta antes de que mi madre tocara el timbre.

Ella lucia espléndidamente bien, se notaba que se había preparado para esa noche tal así como mi madre. Sin embargo Christofer y yo vestimos normalmente.

Entramos a la sala, era espaciosa, solo unos pocos muebles y viejas pinturas la decoraban. Un detalle llamo mi atención, debajo de un cuadro que mostraba un espiral hecho de fuego había una mesa igual a la nuestra. Eso no fue en lo que me puse a pensar, si no más bien en el espejo que nosotros teníamos sobre aquella mesa. En esa sala no había ningún espejo, ni siquiera uno pequeño. Si hubiera sido otra la situación, no hubiese prestado atención a algo tan tonto como aquello, pero mis sentidos e intuición se habían agudizado esos días.

Mientras me perdía en el absurdo pensamiento sobre espejos, Niall bajó las escaleras con una sonrisa dibujada por la alegría que, seguramente, no sentía.

Niall: ¡Buenas noches!

- Saludó a todos.

Estaba vestido como la primera vez que lo vi, con esa calurosa campera de cuero y pantalones rojos.

Cuando la cena concluyó, algo en mi se alegró de saber que me iría de allí, pero Carolina nos sorprendió diciendo que había preparado un postre. El simple hecho de que Niall se levantara de la mesa y fuera hacia la cocina a buscarlo fue para mí una gran oportunidad.

Tomé el espejo de mano que llevaba en mi bolso y distraídamente fui hacia donde él.

Yo: Con su permiso, voy al baño.

Me excusé al levantarme del asiento.

Entré por la puerta donde él había ingresado antes y me encontré en un pequeño pasaje donde solo había otra puerta. La abrí un poco y divisé la cocina y a Niall abriendo la heladera. Fue un gesto raro de mi parte, pero mire por todos lados para descubrir que allí tampoco había espejos.

El dejó el postre en la mesada y yo puse el espejito a la altura de mi oreja para poder verlo, justo en ese momento él dejó de desempaquetar el postre que, desde donde yo estaba, se divisaba una deliciosa tarta. Niall se quedó mirando unos segundos a la nada y luego siguió con lo suyo. Aproveché el momento y miré hacia el espejo, pero ni siquiera pude ver mi propio reflejo ya que la puerta de la cocina se abrió bruscamente.

Niall: ¿Qué haces aquí?

- Preguntó el con brusquedad.

Con el espejo en mi mano solo se me ocurrió una excusa…

Yo: Revisaba mi maquillaje.

- Soné convincente, pero cuando la vista de Zayn se posó en la lámpara apagada del pasaje, supe que no me creyó.

Niall: Escúchame una cosa y espero que te entre en la cabeza porque la diré solo una vez… al menos por las buenas. ¡No te hagas la curiosa conmigo porque te irá muy mal!

- No había cosa que detestara mas que me gritaran, y él lo estaba haciendo.

Yo: ¡Hey! Cálmate, a mi no me hablas así, ni siquiera sabes quien soy…

Niall: Se mejor que tú quien eres, ahora piérdete de mi vista.

- En cuanto volví a sentarme en la mesa y veía como Niall dejaba el postre sobre esta, solo pensaba en una cosa: "se mejor que tú quien eres"

- ¿Qué había querido decir? Trataba, pero no podía entenderlo, ya de por si era difícil de entenderlo a él.

- El poco tiempo que duró el postre transcurrió igual de animado para Carolina y mi madre, y algo tenso entre Niall y yo. Hubiese deseado tener mi propio mundo como Chris, quien parecía estar ausente ahí pero en realidad solo estaba quieto y callado a mi lado.

Nos despedimos de ellos para encaminarnos a nuestro hogar y por un momento, mientras caminaba por la vereda y el viento choco contra mi cara, creí oírlo repetir: Sé mejor que tú quien eres…







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Mi Vecino Es Un Vampiro |Niall Horan|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora