Intro

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No puedes llamarte a ti mismo Pacífico, a menos que seas capaz de ser violento a la vez.

Si no eres capaz de ser violento, entonces no eres pacífico, eres inofensivo.

Stef Starkgaryen.
















Era temprano.


El cielo todavía estaba oscuro, estaba montado en mi caballo, a pesar del dolor de espalda, no había parado el ritmo del galope en toda la noche. No había descansado.

Varios pensamientos me evitaron dormir.

Puede sentir el roció de la mañana, el cómo envolvía todo a mi alrededor, todavía podía ver las estrellas.


Con el paso del tiempo, empecé a ver más y más personas en el camino.


Con los primeros rayos del sol, se ilumino la gran ciudad de Markarth.
Mi hogar.

La ciudad era una fortaleza labrada en la roca al pie de la montaña.

Era la ciudad principal, y también la capital de todo el territorio occidental, "La Cuenca".


Se escuchaba desde lejos el mecanismo Dwemer, funcionando perfectamente, después de miles de años de ser construido. Movía las magníficas y gigantescas puertas de metal, que se abrían para dar la bienvenida a la ciudad de los enanos.


Markarth era tal vez el territorio más rico de toda la provincia.

Markarth era tal vez el territorio más rico de toda la provincia.

" El rio de plata ", así lo llamaban algunos, yo lo llamaba, la mina de plata más grande de Skyrim.

También era un lugar turístico, la ciudad completa estaba tallada en la piedra, por manos de los Dwemer ó también como les dicen popularmente, los enanos.

Era hogar del museo Dwemer  más grande de todo el continente, estudiosos y eruditos de todas partes del mundo venían a ver y estudiar esta fascinante cultura.

La plata manaba en inmensas cantidades de la montaña, por eso también era un lugar de comercio y seguridad constante, no era como la capital, con sus navíos mercantes y sus nobles, con sus pomposas reglas y modales.

No, este era el lugar de comercio más basto de todas las comarcas, los tratos y conexiones lo eran todo, no importaba tú origen, tu raza ó clase social, si tenías algo que vender Markarth era el lugar.

Era normal la entrada y salida constante de productos de todo tipo, era muy bueno sobre todo de para los granjeros, la tierra aquí era prácticamente estéril. Aquí no se cultivaba nada, así que las grandes cosechas eran muy bien recibidas.

La entrada estaba abarrotada como de costumbre, había una fila interminable para entrar a la ciudad. Comerciantes, tratantes, eruditos y turistas de todo tipo pasaban por las requisas de seguridad.


Se podía apreciar mucha gente, los eruditos y estudiantes portaban túnicas y ropajes de lo más variado y exótico, los mineros y granjeros eran muy fáciles de ver, llevaban carretas y carromatos cargados de todo tipo de mercancías ó herramientas, por supuesto no podían faltar la clase rica y acomodada, que siempre querían saltarse las reglas, usando su posición y por supuesto los mercenarios, aventureros que vendían su espada al mejor postor, en busca de fama y fortuna.

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