Acto IV Salta, yo te atrapare

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Fenrir El Lobo Pálido, Thane de Markarth
Plaza principal camino hacia la gran fuente.



Debí dejarlo.
Debí dejar que lo hiciera.

No debí intervenir en la ejecución publica de ese cerdo, pero no podía dejar que Toldmirr fuera a prisión.

Pero esto no se quedará así.

La imagen pública es importante, pero nadie extrañará un ebrio que caerá desde las escaleras más altas de la ciudad.

Tengo que limitarme de ser creativo, podría levantar sospechas.

Ese cerdo pagara.

Caminamos juntos hasta la gran fuente. Un guardia nos seguía y nos observaba de lejos.

Ordenes de su superior me imagino, dimos un buen espectáculo ahí atrás.

Después de salir de casa supervisé que desviaran el agua del subterráneo, para poder investigar la Gran fuente con tranquilidad.

Llegamos mientras Poet y Al-rik mantenían una ligera conversación.

Toldmirr por otro lado, no había dejado su enojo atrás. Era algo extraño, el casi nunca se enojaba, pero entendía el motivo.

Tea y Vea acompañaron a Mildred y a la niña al orfanato, solo para estar seguros.

Ya entiendo por qué la niña... sus reacciones y comportamientos, su salud. Mientras más pienso, se me ocurren peores maneras de asesinar a ese cerdo.

Llegando a la Gran fuente me tome un momento para apreciarla.

La enorme superficie de piedra blanca y brillante, mostraba lo elegantes y refinados que eran sus diseñadores, tallada desde la base, a la punta de la misma roca, cuatro gráciles y relucientes arcos, se entrelazaban entre sí y se elevaban hasta el cielo, eran tan delgados que daba la impresión que, si un pájaro se posaba sobre ellos se romperían.

Las personas veían de manera indiscreta a nuestro dispar y extraño grupo, o tal vez imagino cosas. No debí vestir de negro, destaco mucho. oh tal vez debí traer capucha.

El primero en hablar fue Al-rik.

-- Fen, hey Fen y ahora?

De nuevo estoy distraído.

— Si, lo siento. Ahora buscamos la vena subterránea, debe estar por aquí.

Le dimos un par de vueltas a la fuente, pero sin éxito.

— eh tú, soldado, acércate.

El soldado que nos seguía se acercó, no parecía nada especial, estaba vestido con el uniforme reglamentario de yelmo cerrado, no podía ver sus rasgos o expresiones.

— no conseguimos la entrada a la vena subterránea, necesito investigarla.

----- Thane, para que nece… tiene permiso del Jarl para hacer estas cosas?

Lo mire y mi module mi tono de voz, de manera que sonara autoritaria y lo más neutral que me era posible.

— Soldado, yo soy la voluntad del Jarl, ahora obedece, busca a alguien que sepa dónde está la entrada.

----- Entendido Thane.

Miré por encima de mi hombro y vi a Al-rik disimulando una risa.

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