Capítulo 1

216 25 1
                                    

Narra Taehyung:

- Miren nada más... – Habló el mismo chico de siempre, mientras me empujaba contra uno de los casilleros de la escuela. - ¿Tu abuelita te compró ropa nueva idiota?

- ... - Bajé la mirada, mientras mi cuerpo se tensaba.

- Qué pena que no sea de tan buena calidad...seguro es usada o de alguna tienda de segunda mano. – Las risas de sus amigos, así como del resto de alumnos, se escucharon en aquel pasillo. – Es tan fea, que con solo hacer esto... – El crujido de la tela de mi sudadera, hizo eco en cuanto tiró fuertemente de ella. – Termina por romperse. - Solté un quejido al sentir mi cuerpo ser impactado contra el suelo. Mis ojos comenzaron a aguarse. - ¿Porqué no les dices a tus papás que consigan algo mejor? – Una burlona sonrisa se marcó en su rostro. - ¡Claro...es verdad!. - Habló como si hubiera recordado algo. – No tienes... - Más risas de fondo. – Prefirieron perder la vida en ese accidente, que hacerse cargo de un inútil como tú. – Mientras más burlas salían de sus bocas, solo tomé mis cosas y salí corriendo de aquel lugar.

Desde pequeño, nunca pude hacer amigos en la escuela. Siempre que me acercaba a alguien, terminaba por alejarse, decían que era muy raro. Ese rechazo empeoró al entrar en la secundaria. Mis padres fallecieron en un accidente de autos, cuando yo era apenas un bebé, por lo que mi abuela tuvo que hacerse cargo de mí. Nunca me había sentido mal por ello. Esa mujer siempre estuvo a mi lado y me crio con cariño y mucho amor. Pero todos esos chicos, buscaron la manera de que la tristeza me abordara por completo.

Sentía mis mejillas mojarse cada vez más, mientras mis piernas no paraban de moverse, hasta que llegué a casa. Al entrar en mi habitación, tiré mi mochila y dejé que mi cuerpo callera sobre la mullida cama mientras, mi llanto solo se hacía más fuerte.

- ¿Porqué...? – Susurré con dolor, cerrando mis ojos, para luego caer dormido.

.

.

.

- ¡Tae, cariño!. – Abrí mis ojos lentamente. - ¡Ven por favor!. – Me senté en el colchón, para luego cambiar mi ropa, viendo con tristeza, aquella prenda arruinada. Solté un suspiro, buscaría la manera de repararla. Salí de mi cuarto y me dirigí a la entrada, donde una mujer algo mayor de sonrisa dulce y mirada cariñosa me observaba. - ¿Me ayudas amor?. – Asentí y tomé las bolsas que estaban en el suelo, para llevarlas a la cocina. - ¿Cómo te fue en la escuela?

- B-bien abuela. – Hablé, mientras guardaba algunas conservas.

- Me alegro. – Su sonrisa se mantenía tranquila. - Hoy hizo demasiado frío, están diciendo que las nevadas podrían adelantarse este año. – Detuve mis movimientos y me giré a observarla.

- ¿De verdad?. – Pregunté ilusionado. Ella asintió y fijó su vista en la ventana.

- No me sorprendería que mañana amaneciera todo de color blanco. - Una enorme sonrisa se marcó en mis labios.

- Kookie volverá. – Hablé ilusionado, mientras ella me dedicaba una sonrisa.

Esa noche, saqué la pequeña caja que guardaba al fondo de mi armario y dormí con una sonrisa en mi rostro.

Como mi abuela había dicho, a la mañana siguiente, todo nuestro patio estaba repleto de nieve. Cuando mis clases terminaron y llegué a casa, con emoción me abrigué y salí corriendo con la pequeña caja en mis manos. Comencé a hacer una enorme bola de nieve y sobre ella coloqué dos más, para formar el cuerpo y cabeza de aquel muñeco. Abrí la cajita y observé el interior, recordando la primera vez que lo armé.

- ¿Canicas bebé?.

- Si abuela, son mis favoritas. – Hablé sonriente. – La azul irá en la derecha y la verde en la izquierda. – La mujer, acató mis instrucciones, al colocar los "ojos" del muñeco.

Snowman (Kooktae)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora