Capítulo 03

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Cavendish

Era bonito no estupido.

Y después de descubrir y posteriormente aceptar mis sentimientos de mierda por la cabeza de pollo verde, me vi rendido ante la cruda verdad: sufriré de un amor no correspondido durante la universidad.

Así que mi primera buena acción para empezar a cambiar aquel cruel destino a mi favor, fue decirle a Mugiwara de la estupidez que había hecho Bartolomeo para salvar su trasero de la expulsión en la cafetería de la escuela. Ya que ese mono ignorante, hueco y distraido no lo sabía y yo me había echado la culpa para que nadie saliera perjudicado de todo ese enredó.

Después me había hecho más a la idea de que seguramente Bartolomeo me odiaba o le daba asco siendo que ahora sabia que me tocaba pensando en él por haberme visto ayer. Yo ya no estaba haciendo nada y la luz estaba apagada, pero se dio cuenta, lo sé, por eso me había estado evitando desde la mañana y por la noche casi ni llegaba entero. Es un alivio, de hecho, que siga vivo con lo problematico que se pone cuando se emborracha con cerveza barata.

Así que ya lo sabía. Que me correría del departamento o me gritatia de cosas, o algo malo y doloroso culminaria entre nosotros. Me había preparado meltalmente para sobrellevar aquello, pero ahora... Ahora me tenía acorralado, cuerpo con cuerpo como si yo tuviera el autocontrol suficiente para no aprovecharme de ello en absoluto.

—Muy bien. —Suspire rendido—Basta de juegos, sé que me viste ayer—solte cansado y me interrumpi un segundo para calmar mis nervios acumulándose antes de continuar.

—¿Hum? ¿Qué es lo que sabes exactamente? —interrumpio confundido.

Se me olvidaba que estaba borracho y le quedaba ponerse el doble de imbecil cuando estaba cabreado. Genial.

—Ya se que te desepcione—deje de mirarle.

—¿Lo sabes? —enarco una ceja molestandome—Porque ni yo se lo que estoy haciendo.

Y rio despreocupado, como si no lo supiera.

—Quitate de encima ya—lo empuje inútilmente del pecho.—Me hostigas.

Me dedico una última mirada compasiva antes de reaccionar como si el foco imaginario de su cabeza se hubiera prendido.

—No voy a soltarte hasta que me digas porqué lo hiciste. Y queiro la verdad.

—¿Q-qué? ¿Hacer qué? ¿De qué me estás hablando?—Por un segundo me imaginé lo peor y mi cerebro colapso de la preocupación por saber si se refería a mis sentimientos amorosos desde el principio.

—¿Por qué le dijiste a Mugiwara que había sido yo sí antes te habías echado la culpa?

¡Oh, Mugiwara! Que sorpresa involucrarlo en una de nuestras conversaciones importantes después de una borrachera ¡Te odio maldito sombrero de paja!

—¿Qué demonios, Bartolomeo? ¡Ya sueltame!—lo aparte de un empujón sorpresivo y volviéndome más violento de repente.—No puedo creer que te fuiste a un peligroso bar, de noche y entre semana, solo a exponerte por una mierda como esa ¡Si es lo que querías!—termine por agotar la poca paciencia que me quedaba y lo regañe como si fuera "su esposa" sin poder avitarlo. Avergonzado me sobe las sientes y agache la cabeza rendido.—No tengo por qué darte explicaciones de nada, para empezar.

— ¡¿Qué no lo entiendes?!—me grito de repente, alterandose paulatinamente, y volviendo a tomarme con fuerza de los hombros a pesar de la ofensiva con la que lo sorprendi hace un momento.

—¡Estas borracho! ¡Justo ahora entiendo más que tú!

—¡Entonces dime alguna mierda razonable o simple y más creíble explicación para todo esto!  Ya sabes, una que vaya con tu egocéntrica personalidad y malintencionada forma de ser conmigo antes de que pierda la cabeza—gruño al terminar. Apartándo por completo sus ojos furiosos de mi y apretando sus puños.

Malos entendidos | CavenBartoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora