Inupi perdió la cuenta. Iba a penas en el conteo de la primera botella, pero eso había sido a las once.
Preguntó la hora una vez más al barman del bar y con la poca racionalidad que tenía, se dio por vencido al saber que Kokonoi nunca regresaría. No lo culpaba, habían salido a divertirse pero parece que fue el único de ellos dos quien no lo vió de esa manera
No recuerda el momento exacto desde que comenzo a sentirse de esa forma, estaba cansado de todo, relativamente todo. Hace dos meses y medio que su “relación” secreta con aquel chico dio comienzo, aunque cuando se refirió a esconderlo de los demás, nunca capto que sería catalogado exactamente como su amante
Maldito y estúpido Hanagaki.
Entre sus tantos pensamientos habían más de una maldición que iba dirigida para él, pero decidió guardarlas, por ahora solo necesitaba llamar a Ken si podía recogerlo y después ir a casa a dormir todo el día. Claro
— Oye tú —entre el cansancio y demasiado alcohol en su cuerpo, optó por mejor pedir ayuda al mismo atractivo hombre que llevaba atendiéndolo toda la noche
— ¿Te sirvo algo más?
— N-no...es tardé, ¿Puedes llamarle a mi último contacto? Mi contraseña es 1128
Le aventó su celular olvidando por completo el hecho de que probablemente si este se hubiera caído, sería la punta del iceberg que lo dejaría en completos ceros de dinero. No pensó correctamente ni mucho menos prestó atención cuando el mismo hombre hablaba con su celular a Ken, diciéndole tal vez que lo recogiera y demás cosas
— Listó, tu celular
Lo recibió con la sonrisa más cansada que tenía, agradeció y simplemente se concentró en acabarse su último vaso de Ron, lo beneficiable era saber que Koko era cliente frecuente y él había avisado antes de irse con esa chica que pusieran todo lo que pidió a su nombre. Se veía ansioso por tener sexo
Entre vagos pensamientos que lo estaban llevando al cansancio, perdió la noción del tiempo que había transcurrido. Todo esta referente al mismo problema, ya no quería ser más un objeto sexual.
Amaba estar con Takemichi, por supuesto, también admitía que le gustaba pasar tiempo en la cama con él, pero era aburrido estar siempre en una habitación escondidos de los demás— Inupi-kun
Sonrió al escuchar su voz, aveces creía que se estaba volviendose loco al pensar demasiado en él, hasta tal punto de recordar su voz con complejo de héroe. Río en voz baja, era divertido, ¿Qué lo era? Nada, cuando estaba ebrio perdía todo sentido común
— Inupi-kun, ¿Se encuentra bien?
Aquellas manos que tomaron sus hombros y los masajearon trajeron recuerdos de su último encuentro. Aún recordaba ese tardé en el departamento del rubio, una cosa llegó a la otra y fue inevitable no hacerlo en la cocina. Parecía que su simple tacto podía producir un nivel de excitación increíble en él
Alzo el rostro cuando una mano lo tomo firmemente del mentón, sonreía tal cual un idiota, ahí fue cuando lo vió. Parecía tan real, cerca de lo atractivo que era
— Túu~ —usando un tono de voz vagó, alargó la simple palabra y sus manos sin siquiera pensarlo viajaron hasta el rostro de aquel sujeto y tomarlo de las mejillas para tocar cada faccion— eres idéntico a una persona que conozco
— ¿Enserio?
Asintió. Ni siquiera se inmutó cuando esa persona lo tomó con algo de fuerza por los brazos y lo cargo sobre si mismo. Escuchó un lejano agradecimiento, y mientras más se alejaban era más difícil poder escuchar el escandaloso ruido del bar
Podía jurar que iba a quedarse dormido, pero entonces su cuerpo fue depositado contra el frío de una pared, siendo retenido por dos manos y una pierna entre las suyas
— ¿Tomaste demasiado?
Con ironía río, estaba ebrio, cuerdo y probablemente dolido por toda la semana— No- solo dos cervezas
Río solo, tenía un mal sentido del humor nadie podía juzgarlo, hasta que fue callado de manera abrupta y nada cuidadosa por unos labios los cuales enseguida reconoció. Trató de seguir el ritmo, aunque se le hacía tan complicado por el alcohol recorriendo sus sistemas, cada intentó era una oportunidad más para dejarlo sin aliento.
— D-detente —sus débiles manos trataron de apartar al chico que no parecía tener control, iba demasiado rápido. El aire también le faltaba
— Vamos Inupi-kun, así te gusta
— Pero ahora estoy ebrio
— ¿Viniste solo?, ¿O acaso tuviste una cita con alguien?
Hubo una presión en su entrepierna antes de siquiera poder responder, su pierna seguía ahí y estaba molestándolo. Un gemido escapó de su boca y simplemente sonrió egocéntricamente, sabía como hacer para molestarlo y que él le hiciera eso que amaba
— Si salir con Koko se le pueda llamar una cita, entonces sí
Mordió su labio inferior conteniendo el placer que estaba sintiendo al estar siendo estimulado. Así que sus manos intentaron subir hasta el cuello del contrario y atraerlo para uno de esos besos, aunque en cambio estas terminaron arriba de su cabeza y presionadas por una de las manos del menor
— ¿Kokonoi?
— Oh si, pretendía que tuvieramos sexo... pero tranquilo, soy tan fiel como tú a Chifuyu
Antes de siquiera pensarlo, ya había recibido una bofetada en su mejilla derecha y el calor se volvía aún más sofocante para él. Jadeó de placer y no puso resistencia ante el agarré brusco en su mentón, en cambió alcanzó uno de los dedos del responsable y trató de lamerlo
— Es genial saberlo Inupi-kun, no sabía que eras tan obediente
— Si vamos a hacerlo no quiero ir a tu casa, estoy hartó de estar ahí
El mismo dedo que posaba sobre sus labios terminó siendo metido junto a otro en su cavidad bucal jugando con su lengua— Tranquilo, hoy iremos a un lugar nuevo...
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