Y Todo Comienza Así...

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Era el primer día después de vacaciones de navidad, y menos mal que había hecho todos los deberes que me mandaron para hacer porque si no eso iba a tener unas conseqüencias. Me había quedado hasta las tantas terminándolos, tenía una cara horrible aunque la intenté disimular con maquillaje creo que no conseguí nada. 

Mi madre me dejó en la puerta del instituto, como normalmente hacía, y me dijo que me pusiera el gorro que me había metido en el bolsillo derecho de mi chaqueta; orden a la que yo no iba a obedecer. Asentí con una sonrisa y cerré la puerta del coche despidiéndome de ella. Volvía a la rutina, mientras andaba hacia el recibidor del instituto pasaban por mi lado niños muy bajitos chillando y riendo eran los gnomos de jardín, como olvidarles, hahaha :)

Cuando entré a penas podía andar porque allí estaba casi todo el mundo debido al frío que hacía fuera. Intenté hacerme paso entre la multitud hasta que ví un hueco vacío por donde podía pasar y rápidamente, sin pensarlo, pasé como si nada entre aquellos bichejos parlanchines y risueños que armaban tanto follón. Subí las escaleras y llegué a el primer y único piso y allí estaban Katherine, Norah y Candice hablando. Mientras andaba hacia ellas les saqué una sonrisa y les saludé a lo que ellas me respondieron como buenas amigas. Le pregunté a Katherine si me acompañaba a la taquilla porque como nuestras taquillas estaban una al lado le la otra pensé que a lo mejor ella también tenía que coger algún libro y así era, ella me respondió positivamente así que la ayudé a levantarse del suelo y fuimos hacia las taquillas.

- ¿Qué tal las vacaciones Mo? 

- Pues estoy muy cansada de estar de aquí para allá sin parar, tenia un poco de ganas de estar tranquila y sin estrés pero no, el estrés nunca se va, es permanente...- reímos las dos.

- Si tu te estresas por nada. - me dijo Katie a lo que yo me reí con una pequeña carcajada, tenía razón.

- ¿Has hecho los deberes de História? yo me he dejado el último en blanco porque no encontraba la respuesta por ninguna parte.

- Si, los hice. Estuve hasta las dos de la madrugada para terminarlos.

- Yo hasta la una, y es por eso por lo que tengo estas pintas, parezco un zombie!!!

- HAHAHA Exagerada!. Aunque un poco si que pareces... - nos reíamos las dos sin parar hasta que sonó el timbre lo que nos hizo parar y volver a clase.

El día fue el típico primer día después de las vacaciones, no tenía nada de especial. Como todos los días normales de instituto lo que hacemos es ir a clases, hablar de cosas que nos pasan, reír, llorar... Ese día no había sido diferente, en nuestro primer recreo, yo saqué mi teléfono móvil y mis auriculares y nos pusimos a cantar y a escuchar música mientras almorzábamos. En el segundo patio hicimos lo mismo y en menos de que nos diéramos cuenta ya era hora de irnos a casa.

Cuando llegué a casa lo único que me apetecía en ese momento era ir a cantar y bailar a mi habitación, y eso es lo que hice. Pasé de saludar a quien quiera que hubiera habido en mi espacio tan común como es mi casa y sin decir ni una solo palabra me encerré en mi cuarto deseando que al cerrar la puerta un gigante con trés brazos y una pierna me llevara a algún lugar lleno de paz y tranquilidad. Cantando y bailando el tiempo pasa tan rápido que pueden pasar cuatro horas que para mi es como si hubieran sido solo média hora. Yo seguí en mi mundo cuando escuché un ruido que venía de mi izquierda como si justo al lado mía hubiera caído una bomba nuclear y hubiese arrasado todo el pueblo, era mi madre abriendo la puerta de mi habitación. Y la magia del momento se desvaneció como si hubieran incinerado a una mosca.

- La comida ya está en la mesa, venga!, No tardes. - dijo con voz serena

- Ya voy, cierra la puerta.- le dije yo con una de esas sonrisas que pongo yo cuando pienso... MeAcabasDeSacarDelMejorMundoEnElQueHeEstadoYHePodidoEstarJamás.

- No, para la música y ven ya que si cierro la puerta eres capaz de quedarte aquí para siempre.- me ordenó pero tenía razón, esa mujer de la cual yo había estado alguna vez en sus entrañas me conocía mejor que yo a mí misma.

Mi habitación es el único espacio que yo tengo,es solo mío, ahí solo reino yo no hay nadie que me pueda decir nada ahí dentro, es mi escudo protector de la metrópolis humana me hace sentir a salvo y eso me encanta.

Después de comer tenía que hacer deberes y estudiar, que aburrido, pero tenía que hacerlo y lo único que me hacía seguir haciéndolo era la música que tenía puesta durante toda la tarde. Haciendo los deberes con música, haciendo el trabajo de El Quijote con música; todo lo hago con música de fondo, mis vecinos ya están acostumbrados a ello, de hecho, el día que no oigan música será porque me habré muerto. Terminé todos los deberes y todo lo que tiene que ver con el instituto y me fui a darme una ducha, eso siempre me relajaba, me hacía pensar en todo, reflexionar sobre mi misma. Me sequé el pelo y fui a cenar. Mi madre había preparado un pollo al horno y a mi hermano pequeño y a mí nos encantaba el olor que hacía por toda la casa cuando ella lo preparaba.

Mi hermano menor, Thomas Taylor Perkins o como yo le llamo Pequeño Bicho Molesto, ya estaba esperando a ese pollo al horno en la mesa. Si mi madre lo hubiera traído cinco segundos más tarde de lo que lo trajo aquel día, puedo jurar que se niño enclenque y pequeñajo al que mis padres trajeron al mundo y que por no se que razón me convencieron para llamarle "hermano"  se hubiera comido el plato que tenía en frente. Yo creo le crearon para comer, única y especialmente para comer, tiene diez años y come como una persona de veinte, es impresionante. Está en su etapa de crecimiento, o al menos eso es lo que mi madre dice porque piensa como si tuviera trés años.

Terminamos de cenar y yo me fui a lavarme los dientes y a prepararme las cosas para el día siguiente, este había sido un día normal y rutinario, como todos los que me esperaba hasta las próximas vacaciones. Dí las Buenas Noches a toda mi familia y me fuí a dormir pensando en que quizás mañana las cosas podrían ser diferentes.

La mañana siguiente me desperté como si hubiera dormido durante todos los días de mi vida. Esa mañana había dormido plácidamente, había descansado y mi cara ya volvía a ser mi cara, no como la de el día anterior. Me vestí y desayuné. Ya estaba preparada para empezar el día de buena manera y con ganas así que mi madre dejó a mi hermano en el colegio y después me dejó a mí en la entrada del insti.

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