¿Dónde estás?

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La mañana siguiente me desperté con esperanzas de encontrarme a Josh en el instituto. Mi obsesión por aquel misterioso "semidiós" moreno no era normal, habían pasado horas desde que lo conocí y había pensado más en el que en otra cosa. Estaba convencida de que hoy sería mejor que ayer, que le volvería a verle y podríamos conocernos mejor. Me vestí y  hice lo que siempre hago antes de ir a el instituto pero con la diferencia de ponerme un poquito más de maquillaje y ropa bonita, por si le veía.

Salimos de mi casa a la misma hora que salimos siempre, nos encontramos a nuestros vecinos de enfrente también saliendo, como siempre. Eran la família Edwards con tres trillizos que parecían pequeños diablos de cinco años y dos hermanos mayores adolescentes; uno de dieciséis años recién cumplidos y otro de diecinueve, en total eran cinco hijos. Siempre nos los encontrábamos saliendo a la misma hora que nosotros porque los trillizos chillones iban a la misma clase que mi hermano Tommy y los dos mayores iban a mi instituto. El de diecinueve, Paul Edwards, ya estaba terminando el instituto y el de dieciséis, Edmond Edwards o como le llamaba yo Ed, había ido con migo desde los tres añitos, así que le conocía muy bien a parte de que siempre había sido mi vecino de enfrente. Saludé desde mi jardín a Ed, como siempre, y entré en el coche de mi madre en dirección al instituto. Todo esa mañana había sido tan rutinario y normal como mi vida era pero yo ese día tenía el presentimiento de que algo iba a cambiar, de que nada iba a ser tan rutinario y aburrido como era, tenia la sensación de que el cosmos me iba a dar una sorpresa aquel día, una sensación de que el ambiente de aquella mañana olía diferente, puede ser que la naturaleza me estaba dando pistas de lo que me iba a ocurrir horas más tarde.

Dejamos a Tommy en el colegio y mi madre me llevo a  el instituto. Bajé del coche y entré a el recibidor y sonreí a unas amigas del otro curso que estaban a unos seis metros de mí. Seguía mi rutina de andar por los pasillos y subir las escaleras hasta llegar a delante de la puerta de mi clase,ahí me esperaba, como siempre, Kate sentada en una esquina en el suelo gris y frío del instituto. Lo primero que se me pasó por la cabeza fué decirle...

- Kate! No le he visto!!! - dije con tono alto y preocupado.

- No has visto a quién?

- A ÉL!

- Ah... - y se reía - ya te has obsesionado con aquel chico de ayer?

- Pues me temo que sí, es que era tan perfecto, quiero volver a encontrármelo Kateee!!!! Hoy tengo el presentimiento de que algo va a cambiar, le voy a volver a ver y vamos a hablar más que ayer, ya verás! - dije convencida.

Kate me sonrió y seguimos hablando hasta que sonó el timbre para entrar a clase.

Una vez dentro estuve intentando escuchar a los profesores las tres primeras horas, con mis esfuerzos por concentrarme en la lección lograba enterarme de alguna cosa por poca que fuera. Durante las tres primeras horas no había pasado nada interesante que contar hasta que llegó el patio, el único patio del día, ya que era miércoles y ese día de la semana solo teníamos un patio porque salíamos antes. En el patio ni Kate ni yo hablamos de el "Tema Josh" ya que estábamos con más amigos y no queríamos que cotillearan sobre nuestros asuntos... bueno, corrijo, YO era la que no quería que cotillearan sobre mis asuntos, y más cuando es esa clase de asuntos.

Las dos últimas horas pasaron lentas, pero pasaron y al fín era hora de volver a casa. No le había visto en todo el día y eso me parecío algo raro porque cuando estas dentro del instituto siempre te encuentras con la mayoría de las personas que habitan en él día a día; si no las ves, hablan de ellas pero siempre te acabas enterando de quién está o quién no.

Salía hablando con Katie de la clase anterior que habíamos tenido, le contaba que no entendía el último problema que la profesora había planteado para que ella me lo explicara. La explicación se cortó cuando llegamos al sitio a donde Courtney me esperaba todos los días. Al llegar ella me dijo que hoy se iba con el coche de Staycey porque se quedaba en su casa a comer ya que después tenían que hacer un trabajo juntas a lo que yo asentí con la cabeza y sonreí sutilmente dándole a entender que me parecía bien y a la vez agradeciéndole que me lo hubiera dicho. Me despedí de todas ellas (mis amigas de siempre) y comencé a caminar en dirección al coche de mi madre que siempre aparcaba en el mismo aparcamiento, era raro pero parecía que alguien se lo reservara solo para ella cuando aquel lugar era un parking público, cosa que lo hace más raro aún pero era eso; o que todos los otros padres y madres que esperaban allí también le tenían miedo por haberles amenazado de matarlos si alguna vez aparcaban allí; aunque tampoco creo que fuera por eso.

Entré en el coche y saludé secamente debido a toda la energía que había gastado en el intento de comprensión que había hecho una hora antes en la clase de matemáticas.

- Hey - dije sin gana alguna.

- Hola cariño, Dónde está Courtney? - tuvo que preguntar ....pensé.

-Se ha ido en el coche de Stay y ahora arranca por favor! - dije irritada y algo molesta.

- Bueeeno, bueeeno, eso no son formas eh! - me regañó.

- Perdón, Mamá. Puedes arrancar ya, por favor? - intenté decir con un tono más relajado y tranquilo a lo que mi madre arrancó y nos fuimos.

Llegué a mi casa, comí, hice mis deberes....todo seguía siendo igual que todos los días pero no paraba de pensar en él, el encuentro con aquel chico definitivamente me había afectado hasta tal punto que llegaba a pensar en poder casarnos y tener una familia feliz hasta que la muerte nos separe.......un momento, un momento, PERO QUE ESTOY DICIENDO? Solo nos habíamos intercambiado los nombres en un encuentro causado por el destino, o la casualidad y yo ya estaba pensando que nos íbamos a casar??!! Pero si ni siquiera habíamos hablado más de seis minutos!! Suena tan patético que no lo voy a volver a mencionar más, lo prometo.

Pasaron los días y todo seguía igual, él no aparecía por ninguna parte, y yo cada día me deprimía más y más (interiormente, claro! Yo nunca dejaría que los demás vieran como me siento realmente). Llegaron a pasar tres semanas y por más que lo buscaba por los pasillos entre la multitud de gnomos de jardín, en el patio e incluso un día fui a ver si estaba en la biblioteca pero no. Mi obsesión por él se fue esfumando con el paso del tiempo y quedó en nada. Me había olvidado por completo de él y ya Kate no se quejaba por molestarla con mis paranoias varias sobre dónde podría estar o qué estaría haciendo en estos momentos. Ya no hablaba de él, ni menciones ni escribir su nombre en la mesa rodeado de corazoncitos cursis por alrededor, todo había terminado.

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