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•°Un ángel llegado en una canasta°•

El pequeño mexicano de apenas 8 años de edad, se encontraba caminando por el largo pasillo entre los cuartos.

Eran las 2 de la mañana y no podía dormir.

Aunque tiene sentido si tomamos en cuenta que lo último que comió el niño fueron un par de chocolates.

Ya había intentado despertar a su hermano, sin embargo el bicolor tenía el sueño muy pesado después de haber jugado todo el día, por lo que pese a muchos jalones de mejilla, no despertó.

Así que ahora solo quedaba ir a la habitación de su padre.

Y como si de una misión secreta se tratase, el pequeño infante se escabulló entre las paredes, con su única compañera la oscuridad, para por fin llegar a la habitación.

Ya en frente de la puerta, lentamente la abrió, encontrándose adentro a su padre acostado en su cama.

Rápidamente y con mucha delicadeza se acostó a lado de él, intentando hacer el menor movimiento posible.

Y pese a todo, España se despertó por el movimiento, por lo que rápidamente prendió la luz encontrando a su hijo mayor entre sus cobijas.

- México, ¿Qué haces aquí? -. Pregunto un poco adormilado el español, intentando aún acostumbrarse a la luz.

- No puedo dormir, ¿Puedo dormir conmigo? -. España estaba un poco sorprendido y consternado, era la primera vez desde hace años que México pedía dormir con él.

- ¿Sabes? Hace mucho que no duermo solamente contigo, creo que la última vez fue cuando tenías casi 2 años -.

México quedó sorprendido ante aquello.

- Antes dormías siempre conmigo y con tu madre... Ya después dormías en tu cuna -.

El silencio gobernó el ambiente.

- ¿Por qué mi madre se encuentra en ese lugar papá? -. Pregunto México por fin, pues hace semanas que España lo había llevado al cementerio en donde ahora se posaba bajo la tierra el cuerpo de su madre.

- México, la vida es un ciclo; naces, vives y mueres. Para algunos la vida son 100 años, para otros 80, otros 50, y así va variando según el como viva la persona. El tiempo de tu madre acabo hace mucho, es por eso que ella ya no se encuentra con nosotros -.

Sin duda eso sorprendió mucho al tricolor, sabía ya de la existencia de la muerte por las clases en su escuela, sin embargo escuchar eso de la boca de su padre dolía un poco.

- ¿Todos vamos a morir en algún momento? -. España asintió.

- Efectivamente, por eso hay que aprovechar cada momento de vida que tenemos y a las personas a nuestro al rededor -.

- Yo no quiero morir, ni que tú o Perú mueran -. Se quejó el niño, España sonrió por eso.

- Lo se mi niño, pero es algo que no podemos evitar. Pero no te preocupes, que Perú, yo y tú, aún nos queda mucho por vivir -. México asintió.

- ¿Papá te puedo hacer otra pregunta? -. España nuevamente asintió.

- Perú no es mi hermano, ¿Verdad? -. Las cuencas de los ojos de España parecieran que salían de sus ojos.

- ¿Qué?... -.

- Escuché la conversación que tuviste hace poco tiempo con la tía Francia -.

Carajo, era cierto. España había tenido hace un mes una conversación telefónica con Francia sobre si ya era hora de decirle a su hijo -Perú- que él no era su padre.

Esa vez México no había ido a la escuela ya que le dolía el estómago. España hablo con Francia “Antes” de que México despertara.

Al parecer el pequeño si escucho.

España soltó un fuerte suspiro antes de contestar.

- Si Mex, Perú no es como tal tú hermano. Pero ya habíamos hablado de esto los tres -. Recalco. Haciendo que el mexicano asintiera rápidamente.

- Si, si, si, pero osea, ¿Perú tampoco es tu hijo? ¿Entonces por qué está con nosotros? -.

España agachó la mirada.

- No lo sé hijo -. Suspiro. - Hace tiempo llego Perú a la puerta en una canasta. Al final lo termine incorporando a nuestra pequeña familia, ¿Crees que hice mal? -.

México negó rápidamente.

- ¡Claro que no! Creo que fue lo mejor que nos pudo pasar. ¡Perú es como un pequeño Ángel llegado en una canasta! -. Dijo junto a una alegría el niño.

Y ahí España lo comprendió.

México era la viva presencia de su madre.

Tan gentil y bondadoso.

Pese a su corta edad, ya comprendía las cosas más que algunos.

Y pese a que el niño sabía desde hace mucho la verdad, nunca trato mal e indiferente a su hermano.

- Mi niño... -. Rápidamente atrapó a su hijo en un gran abrazo.

Abrazo que fue correspondido muy agusto.

- Ey, pero no le digas esto a Perú. Se lo diremos en algún momento, pero no aún. Los dos aún están un poco peques para tener su cabeza en estás cosas, tampoco quiero que trates diferente a tu hermano, si? -. México asintió con una sonrisa.

- ¡Si! -.

- Bien, vayamos a dormir entonces -.

Dicho esto los dos se taparon con las sábanas.

✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨

Lo admito, extrañare mucho narrarlos como wawas, pero los peques ya andan creciendo 🤝🏻🍃

En fin, primer capítulo del año kajaj.

Espero y les haya gustado.

✨🌻 Gracias por leer ✨🌻

Hermanos ⇉Perú y México ⇇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora