𝓛𝓪 𝓫𝓮𝓵𝓵𝓮𝔃𝓪 𝓭𝓮 𝓝𝓪𝓬𝓮𝓻 𝔂 𝓜𝓸𝓻𝓲𝓻.
Gyutaro X Lectora.
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Apesar de las circunstancias ambos se conocieron cuando apenas eran unos niños, eran tan pequeñ...
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¿Cual es el sentido de la vida?
Todo ser vivo nace, crece, se reproduce y muere, repitiéndose así una y otra vez el siclo. Entonces, ¿que sentido tiene vivir? .
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𝐋𝐀 𝐁𝐄𝐋𝐋𝐄𝐙𝐀 𝐃𝐄 𝐍𝐀𝐂𝐄𝐑 𝐘 𝐌𝐎𝐑𝐈𝐑
El nacimiento. Que hermoso es el nacimiento, es una gran belleza emocional que llena nuestros corazones de alegría dándole la bienvenida a una nueva criatura a esta vida y mundo de mierda.
Y ese fue el caso de dos pequeños, dos pequeños que llegaron a este nuevo mundo.
Un pequeño que nació en Rashou-Mongashi el área más triste y podrida de todo el distrito rojo; Y una pequeña que nació en Yoshirawa, el área más decente del distrito rojo.
Nacieron en diferentes días pero en el mismo año.
Mientras la pequeña podía comer lo que quisiera sin limite alguno, el niño pasaba hambre y solo comía si encontraba ratas o insectos; la niña dormía abrigada mientras era abrazada por su madre en un calido abrazo, y el pequeño niño pasaba frío estando solo en la pesada nieve; uno tenía un cuerpo fuerte y el otro uno débil.
Vivían en mundos completamente diferentes pero aún asi lograron conocerse.
— mamá!! — hablaste en un tono alto mientras te acercabas a tu progenitora, aferrándote a la tela de su hermoso kimono. La mujer bajo la mirada mostrando una mueca de duda ante tu llamado. — Vamos a casa! Hace mucho frío!
— claro cielo —. Contesto la mujer mientras agitaba con delicadeza de tus cabellos evitando despeinarte. — solo permíteme buscar un poco más de tela ¿Si?
Tus mejillas rojizas solo se imflarón dando un suave puchero para después contestar nuevamente en alto.
— hnm... de acuerdo, mama!
— gracias.
Esta sonrió al escuchar tu respuesta para después ver nuevamente a la vendedora y entregarle la tela a su cuidador (escolta).
Ante tu curiosidad por ver la tela te levantaste de puntitas queriendo ver la tela que llevaba aquel escolta, aferrándote a la ropa del varon, pero aquel hombre simplemente te aparto con suavidad para después seguir con su trabajo. Ante este acto solo volviste a inflar tus mejillas mientras frotabas tus manos con fuerza en un intento de darte calor.
El frio era tanto que tus nudillos estaban muy rojos como si se tratarán de pequeñas fresas.
