009

4K 582 235
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

.
.
.
.
.

La vida en el distrito rojo era algo, inusual, ya que en aquel lugar, la edad es solo un número, y el cuerpo tu bendición o incluso tu perdición.

Desde que las mujeres son llevadas a las casas, saben que tienen que ganarse la vida, conseguir dinero. Las mujeres que son bendecidas con una gran belleza o cuerpo envidiable rápidamente escalan, mientras más hombres atraigan más dinero ganarán; Mientras que las mujeres que no posen un cuerpo perfecto o incluso el simple hecho de no tener las manos delicadas cual porcelana, tenían que resignarse a que jamás escaparan de sus nuevos "hogares".

Así que solo había dos salidas, vender tu cuerpo o huir y morir en el intento.

— ____!!

— ah!? Ahhh!! Gyu-Chan!!

Sin esperar que el joven entrara por completo por la ventana te aventaste sobre el abrazándolo con fuerza como si de un koala te trataras. Gyutaro ante esto agarró rápidamente el borde de la ventana con fuerza evitando que ambos cayeran, dio un suave quejido al haberlo dejado sin aire ante el impacto pero al instante se recuperó.

Diste una suave risa para ver el rostro del contrario. Gyutaro de un salto ingreso al cuarto para esta vez corresponder a tu abrazo.

— 5 días! No te he visto en 5 días! — inflaste ambas mejillas mientras de un salto te soltabas del chico dando así un espacio entre los dos.

— perdón, Ume me retiene mucho.

— ahh Ume? — Gyutaro asintió. — entonces no puedo quejarme, tu prioridad es tu hermana!

Te cruzaste de brazos mientras mirabas a Gyutaro con orgullo. Gyu podía afirmar que vio brillitos rodearte ante tu respuesta tan "madura".

— ah... Y dónde están las demás? — miro con duda la habitación observando que solo se encontraban ustedes dos.

— madre y Miku está con Noha-Sama y Kiara con un cliente.

— ya veo.

Aquel joven solo dio un bajo quejido, odia saber que hacían ellas en su hora de trabajo, y si aquel teme ya era bastante normal teniendo en cuenta en el lugar donde vivían, eso no le quitaba lo incómodo al asunto.

—  sip! Así que estamos solos~! — una sonrisa de gato poso en tus labios mientras veías al varón con los ojos ligeramente entrecerrados.

Gyutaro al instante entendió esa expresión; suspiro con resignación dejando que lo jalaras del brazo para después hacer que se sentará sobre el futón. Dejaste que el peli-oscuro comiera algunos Mochis mientras que tú sacabas un cepillo junto dos listones.

Gyutaro comía, mientras tú lo peinabas al igual que contabas todo lo que habías hecho en aquellos cinco días dónde Gyutaro no pudo ir ante la falta de tiempo.

𝓛𝓪 𝓫𝓮𝓵𝓵𝓮𝔃𝓪 𝓭𝓮 𝓝𝓪𝓬𝓮𝓻 𝔂 𝓜𝓸𝓻𝓲𝓻. || Gyutaro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora