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La belleza lo es todo y mas en el distrito rojo.

El hombre si lo deseaba podía salir del lugar y tener una vida normal, pero una mujer no. Su única arma, su único valor, era la belleza; las mujeres en el distrito rojo son bienes, se venden, se compran, juegan con ellas hasta romperlas. Y a los dueños no les importa mientras ganen dinero.

De eso se trata el distrito rojo.

La gente vendía a sus hijas, esposas, sobrinas, como si fueran simples objetos.

Ese fue el caso Nozomi.

- vaya, si que es hermosa! - exclamo la mujer mientras una amplia sonrisa marcaba sus labios. Ambas manos apretaban el rostro de la joven niña causándole dolor. - hnm... ¡bien! la compro!!

- se lo agradezco, le prometo que no se arrepentirá! mi sobrina es una belleza.

- sin duda cuando sea una adulta sera mas que hermosa, pero, ¿no cree que es muy cara?

-- señora usted mismo lo ha dicho!! - la mano del hombre fue al rostro de Nozomi haciendo que viera a la mujer. - Nozomi es muy hermosa! imagine cuanto ganara con ella!?

La mujer sonrió.

- pero, para que vea que soy bueno y no lo estoy esfando, le doy como regalo a mi hija. - con una sonrisa en sus labios, soltó a la menor para después agarrar a su hija mostrándosela a la señora como si se tratara de un simple objeto. - que opina!?

- hmn... no es nada linda. Tiene un rostro muy común. - respondió.

- ella es buena limpiando al igual que cocinando! seguro y le servirá.

La señora acepto. Pago la niña para después llevarlas a su hogar dejandolas al cuidado de las Miranai quienes verían por su alimentación al igual que vestimentas.

Ellas era consideras las 'hermanas mayores' por lo cual si querían hacer algo o tener algo, tenían que consultarles primero.

La mujer no dudo en dejar a las recién jóvenes adquiridas al cuidado de ellas. Algo que claro, fue lo peor que le pudo haber pasado a aquellas jóvenes.

- PERDON!! POR FAVOR PERDON!! - entre lágrimas rogaba piedad la chica mientras agarraba su pelo en un vago intento de soltarse.

La Miranai la estaba castigando por haber tirado el cenicero en su ropa. Agarraba con una fuerza el cabello de la chica mientras su mano contraria la mantenía en alto.

Las demás chicas de la habitación solo miraban aquella escena con diversión como si se tratara de un espectáculo.

- perra!! como te atreves a arruinar mi ropa!!

𝓛𝓪 𝓫𝓮𝓵𝓵𝓮𝔃𝓪 𝓭𝓮 𝓝𝓪𝓬𝓮𝓻 𝔂 𝓜𝓸𝓻𝓲𝓻. || Gyutaro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora