childhood

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Rodillas raspadas,
manos manchadas,
risas de niños,
maldice en las cunas. 

Tommy despertó en una cama vacía, ya no se sorprendía

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Tommy despertó en una cama vacía, ya no se sorprendía. 

Desde hace un tiempo mamá empezó a trabajar. Ella se iba muy temprano y volvía muy tarde a casa. 

Tommy pasaba la mayor parte de su día al cuidado de su abuela. Despierta, baja de la cama, ve a la sala, saluda a tu abuela, espera el desayuno, deja que te acaricien la cabeza, ve a tus primas, desayuna, lávate los dientes y la cara, cámbiate ropa y ve a jugar. Era una rutina fácil de memorizar y que llevaba de hace un año más o menos, Tommy no recuerda mucho de su padre ni hermanos, no los ha visto en un largo tiempo, su corazón se siente mal cuando piensa en que ya no recuerda la voz de su hermano mayor Techno. 

Una parte de él le dice que ellos se olvidaron de que existía, una parte de él lo convenció de que lo odiaban.

Una parte de él le creyó a esa voz molesta que resonaba en su cabeza.

Así que en su pequeña mente él pensó: "Mi papá y hermanos me detestan, sí, ellos deben hacerlo. Estoy siendo castigado por ser un mal niño"

Tommy era un mal niño.

Su abuela lo decía.

Sus tías lo decían.

Su madre nunca lo negó.

Los vecinos lo sabían.

Sus primas lo sabían.

Sus tíos lo lamentaban.

Su tía sentía lástima.

Tommy era un niño malo, muy malo.

A Tommy le desagradaba la mayoría de la comida, él se negaba a comerla, pero su abuela lo sentaba y no lo dejaba pararse hasta acabar. Tommy recuerda el dolor de comer, manos gordas, dedos gruesos apretando sus mejillas al punto de ponerlas rojas, cucharas que entraban con rudeza a su boca hasta hacerlo atragantar, lágrimas y suaves "detente!".

Gracias a su abuela Tommy aprendió que debía comer todo, incluso si después vomitaba o se sentía mal. Los niños buenos se comen todo.

A Tommy no le gustaban las personas nuevas, no le gustaba saludar de beso en la mejilla o abrazar a desconocidos. Su abuela le enseño que debía ser un niño bueno ¡Los niños buenos saludan de beso y abrazo! No importa si la mirada de ese hombre te provocaba náuseas o ganas de llorar.

Tommy era sensible, lloraba de forma constante y necesitaba que su madre lo abrazará. Las burlas de sus tías mayores le enseñaron a qué los niños buenos no lloran, no patalean, no murmullan, no se quejan ni piden abrazos con frecuencia ¡Tommy debía ser un niño bueno! Así que dejó de llorar por todo, no importaba cuan crueles o cuan roto se sintiera su corazón...

Tommy asentía y sonreía.

Tommy amaba imaginar y jugar, gritaba y reía, era ruidoso y alegre. Su abuela, madre y tías le enseñaron que los niños buenos bajan la voz, son tranquilos y educados. ¡Los niños buenos son casi muñecas!

Tommy era educado, cordial, servicial, tranquilo y silencioso.

Tommy se miraba frecuentemente al espejo, sus mejillas eran gordas, su pancita se notaba mucho, sus brazos eran rellenos. Tommy aprendió que era horrible cada vez que sus Tías señalaban su peso y se reían de cómo la ropa lo hacía ver.

Tommy creció deseando ser un modelo.

A las primas de Tommy todo el mundo las amaba, pues claro, ellas eran niñas y todas unas señoritas. Cabello peinado con cuidado, sonrisas tiernas, ojos brillantes y ellas se parecían a su tía (la madre de ellas) y ambas tenían a sus padres juntos. Tommy entendió que nunca sería como ellas.

Tommy casi siempre tenía hambre, así que para solucionar su problema, su Abuela decidió poner con candado el refrigerador. Los niños buenos no piden, ellos solo reciben, espera que tus primas quieran algo y come, espera que mamá llegue y te dé un dulce, espera las comidas y come. Pero no puedes abrir el refrigerador porque es para las niñas de la casa, porque su padre si compraba las cosas y ayudaba.

Tommy lo aceptó.

En cada Navidad, Tommy recibía regalos de parte de su madre, tal vez uno por cada integrante de su familia materna, pero no más. Tommy nunca entendía ¡Siempre se portaba bien, hacía caso y era educado! ¿Por qué tenía menos regalos?

Tommy siempre supo que su familia no lo amaba.

Cuando Tommy iba a la escuela, jugaba, corría, era ruidoso y alocado, lloraba si quería, abrazaba a sus amigos y sonreía. ¡Tommy era el niño que debía ser! Así que luego de descubrir lo hermoso que era hacer talleres, empezó a buscar actividades que lo dejarán con menos horas en su casa.

Se volvió adicto a no estar en su casa.

Tommy aprendió a dibujar, cantar, patinar, animar, actuar y amar la lectura.

Tommy empezó a ansiar el no llegar a casa.

Tommy empezó a ansiar la aprobación que venía con ser bueno en algo.

Tommy era un niño bueno, lamentablemente él no sabía que para ser un niño bueno... Debes ser solo un niño.

 Debes ser solo un niño

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Hard time to be a child ×CANCELADA×Donde viven las historias. Descúbrelo ahora