Capitulo 4

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Agnes

Me acabo de despertar y lo primero en lo que pienso es en sí se seguirá riendo de mí, o quizá este preocupado, nah no creo.

- Problemón, no sé qué ponerme. – grita Noora realmente preocupada.

- Yo me voy a poner unos vaqueros y la blusa blanca, por si te sirve de ayuda. – respondí.

- No, no me vale. – me dijo caminando por la habitación como una posesa, sabía que me respondería eso.

- ¡Ya lo tengo! – me gritó mientras me dirigía al baño a cambiarme yo.

Media hora más tarde ya estábamos listas. Esta vez íbamos a ir a una cafetería de aquí al lado a por mí café y su cola-cao. Desde la acera de enfrente vimos un letrero que ponía "The Nook Café", ese era, cruzamos y entramos. Era acogedora, calentita, con estilo antiguo y olor a café. Mientras nos preparaban nuestras bebidas aproveché para conectar mis airpods a mi IPhone.

- ¡Joder! – grité mientras me agachaba a coger mis auriculares, alguien me había empujado y me había cabreado muchísimo.

- Perdona, no te vi. ¿Estás bien? – me dijo una voz masculina y sexy mientras yo estaba paralizada en el suelo. Reuní mis fuerzas y me levanté para encararme con quien fuera que era él.

- ¿Estas bien? – me volvió a preguntar al darse cuenta que estaba paralizada otra vez y no le había respondido.

- Sissi...sí, estoy bien. – balbuceé como una estúpida. Era él.

- Soy Walker, Isaac Walker. – Joder que nombre más sexy. Agnes céntrate, me repetía a mí misma. Me di cuenta que Noora había ido corriendo hacia su novio y me puse más nerviosa.

- Hola, Soy Isaac. No, tú eres Isaac, yo soy Agnes. – genial, ahora él también sabe que aparte de torpe eres tonta.

- Un nombre bonito, Agnes. Esta tarde a las 8 organizamos la fiesta de bienvenida, puedes venir si quieres, le diré a Liam que le pase la dirección a tu amiga. – le sonreí y se fue, seguí paralizada y sin palabras.

- Agnes Wallace O'Brien está enamorada. – me dijo Noora con las bebidas en la mano.

- No lo estoy, solo me ha sorprendido. – agregué disimulando un poco.

- ¿Por eso estás roja? – mierda, puse los ojos en blanco, le cogí mi bebida y salí de allí.

- Así que... te ha invitado a su fiesta.

- Eso parece, tu ya fuiste el año pasado, ¿Qué tal es? – ella era vip al ser la novia de Liam, siempre iba a todas las fiestas que hacían, aun que por lo que se nunca se ha juntado mucho con el grupo de su novio, solían pasara todo el tiempo follando.

- Pues solo estuvimos cinco minutos y nos subimos a su habitación a follar, no puedo decirte mucho. -efectivamente.

- No se porque no me extraña. No se si voy a ir, no me apetece quedarme sola en un sitio donde no conozco a nadie. – nunca había ido a una fiesta y solo pensar que le vería a él me ponía aún más nerviosa.

- Por eso, es la situación perfecta para que hagas amigos. Cielo, siempre me vas a tener a mí, pero tienes que socializar, tu vida es muy triste. – después de eso quería matarla, pero tenía razón.

- Gracias, siempre tan sincera. – tras decir esto nos dimos un abrazo y entramos a la universidad.

- O'Brien? – dijo una voz casi gritando.

- Mmm qué? – respondí volviendo de mi mundo en trance a la vez que todos se reían.

- Que si me puedes decir la respuesta a la pregunta – dijo señalando la pizarra en la que pude leer "¿Quién fue el arquitecto que diseñó las Torres Gemelas de Nueva York?", sabia que me la sabia, pero estaba en blanco.

- No lo sé profesor – mientras lo decía le vi apuntando algo en su libreta de la que no se separa, seguro que sería un negativo. Me empecé a poner nerviosa, sabia que me iba a dar...

- ¿Puedo ir al baño? – al pronunciar esas palabras sentía un pinchazo en el pecho, ya empezaba.

- Si es urgente si, si no, quédese en su sitio. – respondió mientras yo me dirigía a la puerta.

Fui lo más rápido que pude, en cuanto llegué me miré al espejo y me di cuenta que me había rascado demasiado y ni si quiera me había dado cuenta. Llevaba así ya cuatro meses, pero nadie me recetaba pastillas, la paciencia se termina acabando.

Por fin el timbre del descanso, no había vuelto a entrar a clase así que esperé a Noora en el pasillo.

- ¿Te has fijado en cómo habla? – me preguntó Noora acercándose a mí por detrás.

- Parece que se ha tragado una bolsa de canicas – el profesor Lahey parecía salido de la antigüedad, quizá por eso nos daba arquitectura antigua.

- Por cierto, ¿Cómo estás baby? Me di cuenta que te dio un ataque de ansiedad otra vez. – añadió poniéndose triste.

- Estoy mejor, no te preocupes. – mentí mientras le sonreía. Ella había estado conmigo siempre y mucho mas desde que mi psicóloga me diagnosticó distimia con ansiedad, también se peleó con mi medico porque no me recetaba nada.

Mientras nos dirigíamos al aula que nos tocaba, miraba por todas partes por si le veía, a la vez seguía pensando que hacer sobre la fiesta.

LimerenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora