o Sole mio

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El maravilloso amanecer se dejaba ver desde la ventana de la habitación, esa misma que iban compartiendo desde ya dos días...
Al fin sus vacaciones habían llegado logrando concordar al menos una semana la cual obviamente pasarían juntos, hace bastante tiempo no se veían culpa de sus diferente horario o posiciones geográficas, luego de dejar la UA les era difícil compartir algo con el otro.
Por esa razón decidieron aprovechar como nunca esa oportunidad que tendrían entre un millón. El destino fue a improvisado
Simplemente giraron el globo terráqueo de la oficina de Katsuki en busca de algún destino donde iniciar nuevos recuerdos, Kirishima fue en el encargado de poner un dedo deteniendo el globo en Italia, esa pequeña bota rodeado de mar fue su lugar seleccionado, sus maletas estaban más que listas, con boletos de avión ya esperando por ellos a los cuales solo les esperaba marcar el destino.
No tenían noción de cuánto tardaron en el vuelo, pero Katsuki noto que fue bastante al intentar mover su espalda mientras un gran número de huesos tronaban culpa de la inmovilidad, lo que al mismo tiempo logro despertar a su acompañante ese que dormía plácidamente en su hombro. Kirishima lo observo extrañamente sin entender que ocurría mientras Katsuki se dedicaba a limpiar el hilo de baba que se deslizaba en las mejillas un poco rojas de su amado,
-el avión está por arribar- fue lo único que Katsuki dijo acomodando detrás de las orejas los rebeldes cabellos rojos de un somnoliento Kirishima, al cual al parecer las ocho horas de diferencia horaria le afectaba más que a su acompañante.

Bajaron del avión tomando sus cosas hasta posarse en la puerta donde en cuestión de segundos un pequeño auto apareció con un cartel bastante viejo color amarillos gastando con letras negras en el techo donde se dejaba leer Taxi, extrañamente el auto era de un color celeste igual de viejo con un  chófer de contextura grande el cual le hizo señas de subir mientras les ayudaba con las maletas, ambos se miraron dejándose confiar, si algo salía mal tenían más que suficiente experiencia para tratar con vándalos, además que tomar un taxi polvorienta del país extraño les resultó bastante emocionante debían admitir, ambos sentían un aura bastante reconfortante, todo a su alrededor era como si el tiempo se hubiese detenido, el ambiente era muy diferente a las calles atestadas de gente apurada corriendo por doquier de Japón, lo único parecido era el clima húmedo a punto de llover que se vivía en primavera en su pais. Pequeñas gotas caían sobre el vidrio del Fiat 600 que se mantenía aún esperando indicaciones por parte de los dos jóvenes.
_Bakugo ahora que hacemos, no hablo absolutamente nada de italiano_ soltó Eijiro bastante nervioso, Kirishima tenía razón, quizás su plan no fue muy bien pensado desde un principio, miro hacia la ventana un poco más cubierta de gotas de lluvia cuando una idea rondo su cabeza, tomo su celular entrando al traductor, marcando más palabras en el espacio de arriba donde decía japonés, para luego traducirlo a italiano mientras oprimía la opción del pequeño parlante.
Realmente no sabe si funcionó, solo confío en el hombre que asintió con la cabeza mientras encendía el motor del auto conduciendo entre los empedrados anillos que formaban las calles hablando rápidamente palabras que ellos no entendian, era todo extraño ya que en ese país no tenían las habituales calles que recorrían entre los suburbios nipones. Eso sería un problema para más adelante se dijo a si mismo Katsuki mientras observaba entre los ahora senderos de lluvia que las pequeñas gotas de agua dejaban a su paso, pasaron unos minutos volteando a ver a Eijiro, una pequeña sonrisa se dejó escapar de sus labios al divisar la expresión de emoción de su... De su... ¿Ellos que eran? Decidió dejar las etiquetas de lado, no las necesitaba, así que decidió por ese viaje llamar a Eijiro como su Ahora, observo a su Ahora mirar cada piedra en el asfalto, el enorme campo que se extendía a los lados los cuales no parecían tener fin, con una sonrisa tan grande que llegaba a cubrir su rostro, sería un poco aterrador si Katsuki no conociera cada una de las sonrisas que Kirishima daba al estar más que emocionado. Los minutos pasaron acompañados de una inamovible sonrisa de Eijiro, el hombre que conducía les hizo señas de bajar del auto caminando el porta equipaje devolviendo sus maletas a los dos jóvenes debajo de un pequeño techo en la entrada de una especie de casa blanca de tres pisos mientras aplaudía llamando a quien sabe que. a los segundos una mujer rechoncha un poco despeinada de mejillas rojas salía del lugar hecho junto a una jovencita bastante parecida a ella, la mujer intercambio palabras con el hombre del auto quien al parecer conocía a la señora, señalo a los dos jóvenes pare luego acercarse a su auto nuevamente, subiéndose en el gritando algunas palabras en italiano que ni Bakugo o Kirishima lograron entender marchandose del lugar dejando una mínima estela de polvo detrás culpa de la tierra mojada causada por la llovizna, ambos jóvenes se miraron extrañados, aquel hombre ni tiempo de pagarle les dio, estabas bastante confundidos hasta que la jovencita que salió con la señora regordeta decidió interrumpir.
>El señor Ludovico dice que disfruten su viaje, el es así, cuando gente viene de tan lejos a su amado país no puede evitar ser bastante amable, incluso siquiera les cobra a los viajeros de la emoción, por cierto soy Gianna y ella es mí mamá Lia, bienvenidos< decir que tuvieron la fortuna de encontrar alguien que hablase Japonés en ese lugar era ya tener a los dioses de su lado, por suerte Gianna hablaba inglés un idioma que se le daba bastante bien a Bakugo ya que en una de sus pasantías como Héroe termino viviendo casi un año en Estados Unidos perfeccionando un idioma que sus padres lo obligaron a estudiar de pequeños. ahora le agradecía más que nunca a esos dos bastardos.
con un asentó bastante marcado explico a la chica que permanecierian allí una semana, si podían hospedarlos, la chica escuchaba todo con mucha atención ya que le era un poco difícil entender culpa de la falta de práctica. Para luego asentir, intercambiar algunas palabras con su madre quien regreso dentro de la casa todo debajo de la cautelosa mirada del par de héroe

Kiribaku one shotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora