¿Otro Mundo?

Capitulo 3

Capítulo 3: ¡Fragmento de la perla de shikon!

Cuando el soldado reconoció al terrateniente junto con el joven maestro, inmediatamente dio la orden de que se abrieran las puertas para que entraran.

Las puertas eran de la altura de las murallas, más de 20 metros de alturas, estaban hechas de robles y pesaban mucho.

Para abrirlas y cerrarlas se implementaba un complejo sistema mecánico de poleas, pero aun así se necesitaban a un cierto número de hombres para hacer funcionar el mecanismo.

Los hombres fuertes rápidamente se pusieron a trabajar en cuanto le dieron la orden.

Aunque el mecanismo de poleas les facilitaba mover las masivas puertas, aun así tenían que hacer un gran esfuerzo físico para cumplir con éxito las órdenes que se les asigno.

Unos momentos después las enormes puertas se abrían lentamente, de hecho no tenían que abrirlas por completo, solo tenía que abrirlas lo suficiente como para que las tres personas entraran.

El terrateniente y su hijo se bajaron de la espada de la pequeña sacerdotisa en cuanto estuvieron a uno 20 metros cerca de las puertas.

Querían darle un respiro a la pobre niña.

Muchas veces durante el camino le insistieron de que podían caminar por su cuenta, de que ella podía descansar un poco sin embargo ella tercamente se negó a sus suplicas y siguió cargándolos en su espalda sin descansar un momento.

Ahora que estaban tan cerca de la ciudad, podrían perfectamente caminar un par de metros.

Sakura se sintió mejor cuando el peso de los dos hombres adultos se desvaneció de su espalda.

Se sentía cansada.

Realmente cansada.

No sabía cómo había logrado llegar aquí.

Sus reservas de Chakra prácticamente estaban vacías.

Podría desmayarse en cualquier momento.

Se sintió tentada a tirarse al suelo y quedarse dormida. No tendría nada de malo ¿No? Después de todo ya habían llegado a un lugar seguro.

Después de pensar eso, sintió que no podía mantenerse en pie, y que todo se volvió borroso, al final no pudo detener que la conciencia dejara su cuerpo.

Finalmente se desmayó.

El terrateniente estaba muy feliz al ver que por fin estaba en sus tierras, su hijo compartía la misma felicidad.

Su felicidad se convirtió en una profunda preocupación cuando vieron el cupo de la pequeña sacerdotisa tirada en el suelo.

En un principio pensaron que estaba muerta, y sus corazones casi se salieron de sus pechos al pensar que eso fuera cierto.

Solo se tranquilizaron después de ver que su pecho se movía, significaba que respiraba.

Que estaba viva.

Un gran alivio para sus corazones.

_ ¡Señor! ¡Señor terrateniente! ¿¡Se encuentra bien?!

Uno de los muchos guardias que vigilaban las murallas salió afuera de los muros para ayudar al terrateniente junto con el joven maestro, una tropa más de soldado lo acompañaba para comprobar el estado del terrateniente.

Lo escudriñaron de pies a cabeza pero al parecer su señor solo cojeaba de una pierna, nada grave.

Un gran alivio para los corazones de los soldados.