Capítulo 2

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Después de que hizo la pregunta volteó inmediatamente hacía la persona para ver que sí, lo que sostenía era mi bufanda. Rápidamente me levanté y quiete de sus manos dicho prenda. La alegría invadió mi ser.

– Oh, Dios; gracias, gracias, gracias.– repetía una y otra vez mi agradecimiento a algún Dios que se haya apiadado de mí mientras abrazaba mi bufanda.

Una pequeña risa captó mi atención.

– Me alegra haber ayudado.

Mis ojos se fijan en dicha persona. Era un joven de estatura media, tez clara, ojos grandes color rojo oscuro y pelinegro con las puntas rojizas.  Su vestimenta consistía en un abrigo verde con un par de guantes y bufanda color azul oscuro, pantalón negro junto con unos zapatos del mismo color. Lo que más llamo mi atención era la cicatriz que tenía en la parte superior izquierda de su frente, me pregunto que le abra pasado para que le dejara marca. 

Si bien no dejaba de ver su apariencia, en especial su cicatriz, él no borraba la sonrisa que se plasmaba en su rostro. Este silencio provoco que se diera cuenta que no dejaba de ver su cara, más en específico su frente.

– ¡Oh! ¡Salve a uno de mis hermanos de no quemarse en la cocina cuando eramos niños!,– dice con una sonrisa mientras apunta su cicatriz.– Dolió demasiado, pero era mejor que a él no quedara con alguna quemadura, en aquel tiempo era más pequeño.– su sinceridad y responsabilidad de hermano se podía escuchar.– Kamado Tanjiro, un gusto.– extiende su mano.

Agatsuma Zenitsu.– estreche mi mano con la suya.– Gracias por encontrar mi bufanda, estaba preocupado por no recuperar la.– me incline como agradecimiento.

– No tienes porque agradecerme, mucho menos que inclinarte. Vi que estabas llorando después de que me cayera tu bufanda en la cara.– responde rápidamente.– Comprendo que hay cosas materiales con un significado especial para algunas personas. Por ejemplo, para mí son mis aretes.– toca dichos pendientes.– Fueron un regalo de mi padre antes de dejar este mundo.– una sonrisa mezclada con alegría, tristeza y nostalgia se reflejan en la cara del tal Tanjiro.

Por un momento el ambiente se tornó triste he incomodo. Por una parte, no sabía cómo responder lo último, realmente se me daba mal dar el pésame a las personas, y por otro lado no pude evitar recordar el estado de mi abuelo.

– Yo... Siento escuchar eso. Gracias por su amabilidad y comprensión, está bufanda me la hizo mi abuelo... Él esta delicado de salud. Puede que este sea el último regalo de él para mi.– poso mi mano en está dando suaves caricias.

– Yo también siento escuchar eso, me tranquiliza saber que pude dar con el dueño de la bufanda; más si dicha prenda posee un significado emocional importante. ¿Tú abuelo es costurero?, pregunto porque la bufanda está hecha con una buena técnica de tejido.

– No. Para ser sincero le fastidian estas cosas, pero como tiene nada que hacer que no sea descansar en el hospital trabaja su tiempo en tejer ahora.– me rió cuando recuerdo las quejas de mi abuelo del cómo no le salía bien dicho nudo que le enseño la enfermera ese día. Las maldiciones en el cuarto no se habían hecho esperar.

Pude escuchar la risa de Tanjiro.

 – Jajajajajaja, ¿En serio? Yo creí que era amante de dicho oficio por la dedicación así la bufanda, pero es bueno que distraiga su mente en otra cosa en estas situaciones.– contesta con ánimos.

No pude evitar no contagiarme con la buena vibra que tiene este chico, a pesar de que hemos intercambiado una corta conversación.

– No es por querer sonar entrometido pero, ¿Qué hace usted a esta hora en un parque?.– ante la pregunta no pude evitar fruncir mi ceño. Dicho lugar se encuentra desolado.

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⏰ Última actualización: Dec 30, 2023 ⏰

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Dulce Nezuko-chanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora