Nunca me había preguntado que era el odio, sé que es un sentimiento negativo, también sé que los que lo expresan, lo hacen más que nada por dolor y que cuándo lo gritas a alguien sólo es un impulso, algo innecesario, pero al fin y al cabo, el odio es la muestra de nuestro corazón. Yo conozco mi corazón, sé que no odia a nadie y cabe aclarar que no es por falta de deseo, como tampoco una vida llena de felicidad.
El mérito se debe a el cansancio y la decepción, por mi misma, porqué cuándo me miro al espejo no hay nada diferente o motivador, cuándo me despido de beso de alguien, nunca se detienen a darme un abrazo, hasta si cruzo la mirada con mis colegas en el supermercado y les sonrío en señal de saludo, prefieren dedicarse a observar la aburrida etiqueta amarilla que lo único que hace es desmentirlos de lo que en realidad están comprando. No puedo odiar a nadie, pero quizá me odie a mi, quizá ella me vea como un reflejo de su juventud. Ella si se odia a si misma y me odia porqué le recuerdo a su antigua joven, que falta de experiencia cometió cientos de errores y que posiblemente yo también cometa. Aunque el desaliento me inunda tanto que no creó si quiera poder acercarme a a tomar alguna decisión, por más acertada que parezca.
Un día mi madre llego del trabajo, temprano, como siempre, cuándo entro y escuche sus pasos quedos, me di cuenta que algo era diferente. Le gustaba dar taconazos por la alfombra de las escaleras y de no ir al baño evitaba cualquier habitación de la casa. Pero justo ése día escuche algo muy diferente, era un sonido tan hogareño que logró levantarme los bellos de los brazos y de las piernas que llevaba rato sin depilar.
Escuche un crujir y después el aceite caliente, más tarde, como molían discontinuamente algo. Me concentre en el sonido de la licuadora y cerré los ojos. Conforme la revoluciones de la licuadora aumentaban, mi cuerpo era más ligero como para mi sorpresa la cama más cómoda...
Soñé, ¿quién diría que el olor a cebolla sazonada y jitomate molido podían inducir a tan profundo trance?. Nadie,recuerda claramente un sueño, parecía más el capitulo de una de mis series preferidas de warner.
Lo que ocurría era ésto: el reloj sonaba a una hora exacta instantáneamente yo ya estaba despierta, bien vestida, de verdad bien vestida, porque hasta el bolso y los zapatos combinaban, usaba una falda hermosa, que seguramente no habría comprado nunca, pero que me recordaba a las que usaba la abuela cuándo cantaba en ése bar a los diecinueve. Todo éso sólo lo sabía de fotos, sabía más cosas, cómo que nunca supo quién era el verdadero padre de mi mamá, que odiaba los guisantes, y que le gustaba posar en cada foto sólo con sostén, que quizá por todo aquello murió de cáncer y que cuándo saco ésos álbumes frente a mi madre, ella me ignora, y entra en un tipo de trance ...
El punto es que lucía verdaderamente bella, mi cabello de nuevo era largo y rubio, hasta conservaba mis ojos intactos del delineador corrido, las mejillas eran rozadas y mis piernas no parecían mis brazos. MIentrás asimilaba toda ésa imagen sólo me recordaba a la estúpida de Carolina, desee despertar, pero en un parpadeo ya estaba en la mesa, desayunando, mi mamá le servía mi tío su porción y el vestía una corbata muy elegante que hacía juego con la camisa azul cielo,todo el sueño era éso, mi antiguo cielo , sólo faltaba mi padre...entonces su cálida voz y un apretón en la mano me congelaba, el me deseaba los buenos días y escribía en el crucigrama del periódico. escucharlo masticar el homelet de mi madre era lo mejor que me ocurría en meses . Pero yo sabía que era un sueño,entonces sacando ése enfado reservado de tantos meses, le gritaba: ¡por qué demonios me dejaste!.
No paso nada.
Abrí lo ojos al instante de decir lo que sentía, ¿sería una señal?, el olor de la casa aún era de comida recién hecha. Lo único que podía sacar de mi garganta eran unas intensas naúseas, escuchar que alguien tomaba los cubiertos, me di un tirón, eso sacudió mi cuerpo, bastante bien porqué ya estaba abriendo la puerta y así poder averiguar el arrebató de mi madre, para bueno, fingir ser mi madre.
Cuándo pase por el baño, la curiosidad no pudo más conmigo, entre para verme en el espejo. Odiaba mencionarlo pero quería ver a Carolina o mínimo a la hermosa Zoé del sueño, todo lo contrario, las ojeras enmarcaban mi rostro con su tono violeta, el delineador corrido le contribuía muy bien, todo en su sitio, en su horrible sitio, el cabello así de corto y negro, la raíz comenzaba a teñirme el verdadero color, él dorado, el oro de los tontos, pensé...
Tome la maquina de rasurar de mi tío, y acabe con eso, fin, basta del tinte negro, de arruinar mi vida.
Suficiente de sufrir por idiotas y comportarme como una.Corrí hasta la cocina, vi la mesa puesta, recobrando su familiaridad de hacía meses. Sólo apareció una voz en mi mente diciendo "aunque quieras que el futuro se parezca al pasado, siempre vas a notar ése polvo de lo viejo".
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Todo inicia con el y termina conmigo.
Novela JuvenilMuchas veces te levantas por la mañana con la cara llena de cenizas de la cama, lo notas porque tus párpados pesan, se tambalaea tu cuerpo en el momento que te enderezas, como si una bomba atómica hubiera caído sobre tu esqueleto. Así hubiera sido...