Capitulo 11: Sentimientos

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—Mari.... —Henderson sabía que esto iba a ser aún más complicado

—Hace años que no veo a mi hermano, la última vez que hablamos me pidió que volviera a casa pero, yo lo rechace —Mari pensaba pero está vez no había otra solución, tenía que hacerlo.

—Carajo ¿Estás segura de esto? —Henderson tenía sus dudas sobre la familia Crawford.

—No, pero habrá que intentarlo, prepárense —Esta vez Mari se dirigió a su hijo Cassius —Nos vamos en el siguiente vuelo a Boston.

Cassius asintió y volvió al sótano

—¿Qué se supone que haga Henderson? No lo he visto en años y ahora debo llegar a su casa, tocar la puerta y decirle “Querido hermano, tanto tiempo ¿Por qué no bebemos algo como los viejos tiempos y nos ponemos al día?”

—Mari, es tu hermano y solo tu lo conoces mejor que nadie —Henderson se retiró, dejando a Mari con más dudas en la cabeza.

Volvían a prepararse, estaban listos pero Adel aún seguía mal por la herida de bala.

—Mari podemos hablar —Asher casi tuvo que susurrar para que los chicos no lo escucharan

Salieron de la casa de Henderson

—¿Volverás a quejarte Asher Bennett? O me dirás ¿Qué sucede?

—Siempre tuvimos nuestras diferencias —Asher no la estaba viendo, su mirada era hacia el bosque
—Aún recuerdo aquella primera vez que te Vi en los pasillos de ese supermercado, tus ojos verdes y las fichas de póker en tus manos.

Mari no sabía que decir, solo agachó la cabeza con las manos en sus bolsas.

—A veces me pregunto ¿Cómo habría Sido todo, si nunca nos hubiéramos cruzado en ese supermercado?

—Apuesto unas rosquillas a qué nada de esto habría pasado y tal vez seguiría siendo los Antiguos Darks.

—Cassius se parece a ti

—Oye los ojos verdes le dan un increíble toque pero ambos son pelirrojos como tú —Mari se acerco a Asher también mirando hacia el bosque.

—Terminemos con esto de una vez por todas

Ambos se miraron y asintieron. Mari seguía mirando el bosque mientras escuchaba los pasos de Asher al irse, una lágrima corrió por su mejilla, Asher se detuvo y volvió con Mari, se acerco tan rápido y la beso, ella no se negó, le correspondió, esperaba eso hace mucho tiempo.

Y cuando se separaron el susurro —Lo siento y no sabes cuánto, eso es lo único que me atormenta todas las noches —Paso su mano por la cicatriz en la frente de Mari, como una herida de bala.

—Esa noche —Y Mari también estaba lista para decirlo —Pusiste tres balas en la cabeza de un señuelo, no era yo, ni loca me haría rubia.

—Mierda ¿Enserio? —Fue un alivio para Asher escuchar eso y también para su conciencia —Ah carajo

—Creo que yo soy la que debería disculparse, lo siento Asher, además debiste conocerme mejor, sabía los planes del demente de mi padre y sabía que tú lo harías

—¿Cómo lo supiste? —Esta vez Asher quería todas las respuestas

—Se de que eres capaz y también sabía que aún que fuera yo, jamás ibas a detenerte —Mari se alejo poco a poco hasta volver a la casa.

Asher se quedó ahí, parado en medio de la noche y en aquel lugar rodeado de árboles, Mari se había vuelto una de sus debilidades, algo que jamás le había sucedido y ese sentimiento, sentirse vulnerable por ella, era algo nuevo, entro a la casa y ayudo a Mari  a terminar de ordenar sus cosas.

Adel luchaba internamente con el dolor en todo el brazo

—¿Segura de que estás bien? —William se acerco a ella con una pequeña caja de pastillas en la mano y algunas vendas en un pequeño botiquín.

Adel solo asintió y siguió guardando cosas en su mochila.

—Alto —William puso su mano sobre la de Adel —Te conozco y se que solo estás fingiendo estar bien.

Adel suspiro —Si el dolor me está matando pero tengo prioridades más importantes que este estúpido dolor por una bala —Adel siguió guardando sus cosas más rápido.

—Quítatela —Ordeno William

—¿Qué? —Adel sonaba confundida

—Que te quites la blusa —Esta vez William fue más específico

Adel apretó los labios y se dió la vuelta, soltó un leve suspiro y después se quitó la sudadera y enseguida se quitó la blusa, el vendaje ya estaba lleno de sangre, algunos puntos se rompieron por los movimientos de Adel.

William se acercó para retirar el vendaje lentamente —Solo intento hacerlo mejor está vez, se que no hemos tenido está conversación pero debimos tenerla hace algún tiempo.

Adel no decía nada, solo escuchaba atentamente a William.

El seguía retirando el vendaje, limpiando la herida y ponía algunos productos farmacéuticos para que la herida cerrará más rápido —Nunca me diste tiempo para disculparme, fue mi culpa, debí saber que había una copia de ese vídeo.

—Es como una maldición de la familia, un vídeo ocasiona de todo, hasta provoca venganzas.

—Una dulce venganza

—Se que no fue tu culpa, ninguno de los dos tenía idea de que existía una copia del vídeo, yo soy quien debería disculparse.

William termino de poner el vendaje nuevo —En eso tienes razón.

Adel se dió la vuelta para mirar directamente a William, sus manos sujetaban su sudadera cubriendo su pecho —Me haces falta

El mantenía su mirada directo en los ojos de Adel.

Ella se acerco hasta que hubo centímetros entre ellos y sentir la respiración del otro.

—No es el mejor momento Adel —William quería besarla pero no estaba seguro.

—Tienes razón no lo es —Adel se alejo y volvió a ponerse su blusa y sudadera  en un intento fallido por besar a William —Gracias por la ayuda —Tomo sus cosas y salió del sótano.

—Mierda —Pateo la mesa, William sabía lo que provocó y estaba molesto por no haber podido besarla.

Adel subía por las estrechas escaleras

—¿Qué sucedió haya abajo?

—¿Cassius, qué? —Adel lo vio sentado cerca de la pared izquierda —Ahora espías a las personas

Cassius se puso de pie —No estarás ocultando algo ¿O sí?

—Para nada —En una competencia por la mirada sería, Adel y Cassius serían los campeones.

—Confío en tu palabra Adel —Su hermano se retiró y fue a la cocina en busca de algo para comer.

Adel por su parte buscaba a su madre en lugar se encontró con Henderson.

—Oh Adelaide, tu madre y padre se adelantaron, ellos viajarán a Boston mientras nosotros nos adelantamos en otro lugar, tenemos que visitar a un viejo amigo y estoy seguro de que lo conoces.

—¿Exactamente de quién estamos hablando?

Henderson sonrió de medio lado, esperaba esa pregunta —Es hora de volver por GoldenRX.

Hackers: Contraataque [Libro 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora