Capitulo 4

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El castaño se despertó, parpadeó un par de veces y miró a su alrededor. Luego recordó lo que pasó anoche.

Jack: m-me acosté con Bruce Wayne... —su mente queda en blanco

Bruce: —tirado en el piso— sí. Nos acostamos, en el sentido de que dormimos juntos como troncos.

Jack: ¡Tenías tu brazo alrededor de mí!

Bruce: ..troncos que tal vez se toquetearon un poco —sonríe coqueto

Jack suspira.

Bruce: oye, aceptaste mi primer abrazo. Y no me ves tirándote de la cama —alza una ceja

El moreno se levanta y se sube de nuevo a la cama.

Jack: —se sobresalta— ¿Qué estás haciendo ahora?

Bruce: tu prometido no es una persona mañanera, mi amor —pone su sonrisa de playboy— Alfred aún no ha venido a despertarme, asi que aún es hora de dormir —se acomoda a su lado— ¿Te me vas a unir o...?

Jack: —sale rápidamente de la cama

Bruce: "¿Estár solo en la cama siempre se sintió así de frío y vacío?" —piensa con los ojos cerrados

El moreno tenía una rutina mañanera. Alfred lo despierta con una llamada y luego se va directo a su gimnasio personal.

Ambos estaban listos para empezar su día. Estaban ya cambiados.

El castaño comía una dona mientras observaba desde la mesa al moreno charlar con Alfred. Empezaba a darse cuenta de la rutina de Bruce; este tomaba su taza de café, al mismo tiempo que revisaba la agenda para ese día.

Se fué dando cuenta que Bruce era muy capaz. Es decir, ha sido director ejecutivo de Wayne desde que su padre se retiró. Pero no esperaba que se tomara su trabajo tan en serio.

Al pensar en eso, su expresión bajó lentamente hasta convertirse en una de melancolía.

Jack: "Siempre me pregunté cómo es la mesa de desayuno en otros hogares..." —su mirada se queda tristemente perdida mientras sostiene su dona— "¿Se supone que siempre tienen que ser tan silenciosas? Nunca se parecen a las que se ven en televisión. ¿Dónde están las montañas de panqueques? ¿Por qué nadie está peleando por ellos?" —su mirada se apaga aún más— "Supongo que todos son iguales..." —muerde su dona sin ánimo.

En su estado, no se dió cuenta que aquellos dos lo estaban observando desde hace rato.

Alfred: me siento triste viéndolo comer de esa manera... No sabía que las donas podían causar expresiones tan deprimentes. —dice poniendo una expresión de lástima— ¿Acaso odia las donas de chocolate? ¿Debería traer otra cosa para desayunar mañana?

Bruce: no tengo ni idea de lo que está pasando por su mente. —suspira

Eso es lo que lo confundía. A veces el castaño era explosivo, pero cuando bajaba la guardia, se le podía ver la tristeza en el fondo.

Exactamente como la primera vez que lo vió.

Bruce: bueno.. vámonos.

Se fueron a su trabajo, todo iba normal hasta que cierta chica reconoció al castaño.

Bárbara: ¡Eres tú!

Jack se sobresalta y se da vuelta para verla, y al reconocerla, se apena.

Bárbara: desapareciste antes de que pudiera disculparme por el incidente en la piscina —suspira arrepentida

Casado con un millonarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora