Prólogo

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Se mira en el espejo y piensa en todo el tiempo que ha pasado. Todo lo vivido, todo lo sufrido. Se mira en el espejo y no se ve. Recuerda a la niña miedosa, a la niña a la que le quedaba toda una vida por delante y ahora siente que ya ha vivido demasiado. Es difícil definirse a uno mismo, es difícil determinar tu forma de ser o tu carácter, porque en el fondo, todo cambia, todo madura, todo pasa. Todo pasa menos el dolor. Eso nunca se va. Se mira en el espejo y ve unos ojos que ya no brillan como antes, una sonrisa no tan presente como en épocas pasadas, unas ojeras eternas, un cansancio inmenso. Eso es ahora. La pura imagen de la rendición, del "no puedo más", del dolor. Quién lo diría, si antes estaba llena de vida. Pero, como he dicho, nada es eterno y toda batería acaba agotándose.Ojalá rebobinar, piensa. Pero no, no cambiaría nada de lo vivido, no podría, porque a pesar de todo, esto es lo que es ahora, y debe aceptarlo antes o después. O quizá no, quizá puede ser mucho más, quizá solo está en transición.

Vértigo entre tus brazosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora