Carta

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¿recuerdas cómo decías que yo era tu hilo rojo?... ¿lo haces?

si supieras cuanto quiero que me escribas, que digas "te extraño", quiero pensar que lo haces, extrañarme. Extrañar ir a el parque juntas y almorzar en ese pasto sintético.

Esto es solo un libro, ¿verdad? Así tu y yo solo somos ficción; personajes que tuvieron un final altamente trágico, personajes que destrozaron la mente de varios lectores... por qué de nosotros destrozaron el corazón. O tal vez una pesadilla; ¡si!, eso es. Una pesadilla de la que despertaré y pueda dar ese suspiro de alivio al ver que todo este dolor solo fue producto de mi subconsciente y no tener que sufrir tu ausencia por que nunca estuviste en mi vida... por que nunca exististe.

Todo y todos somos átomos, incluso esta carta, incluso tú, incluso... yo. Y si es asi, espero que al quemarla puedan viajar hasta ti y de alguna forma sepas todo lo que te escribo, por que quiero que lo hagas, que sepas cuanto te extraño y me haces falta pero también cuánto detesto que respiremos el mismo aire.

Trato de convencerme que no es asi, pero tu fuiste la primera persona a la que amé, la primera que de verdad significó algo en mi vida, la primera por la que hubiera dado todo. Y lo hice, te di todo de mi ser, te di mis sueños, mis posibilidades, mis miedos, mi vida... Vaya error de mi parte.

Que idiotez darle el poder a alguien sobre ti, sobre todas tus emociones y estabilidad, por que te quedas indefenso y sin ningún escudo, te quedas ahí, esperando ser correspondido y cuidado por aquello que idealizas, por aquello que juras jamás haría algo para lastimarte y que solo te dará amor; que te amará sin dudarlo, así como tú lo hiciste por ella..., pero cuando no pasa, cuando resulta todo lo contrario y ahora lloras cada noche de insomnio por que no dejas de pensar en lo que deseabas que fuera y hubiera pasado. Tratas de luchar contra ese pensamiento que te dice que tú tuviste la culpa de todo, el que te minimiza y hace sentir totalmente miserable por la persona que eres. Pero te vence. Te vence con tanto descaro, riendo de ti y pisoteando toda pizca de esa esperanza, la que te decía que todo iba a estar mejor...

No sé por qué me molesto escribiendo todo esto para ti; por que estoy segura que si te diera estas hojas llenas de manchas de tinta y lágrimas impregnadas en el papel, te reirias por que sabes que aún tienes ese poder sobre mí, que todavía puedes dañarme con un desaire y quebrarme con una frase. Y ni siquiera te molestarías en leerla, solo la conservarías como un trofeo... como un recordatorio de que lo puedes todo y cometiste tu propósito.

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