Capitulo 25

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No se habían dado cuenta, pero él había quemado el tiempo con caricias lascivas. Caricias que llevaban a más de un beso. Caricias que calentaban cuerpos y templaban corazones. Caricias, simplemente caricias. Deseosas, seductoras, excitantes. Jos inclino su cuerpo, para poder besar la curva de su cuello, y así mismo, desnudar a la hermosa mujer que tenía enfrente de él. Se deshizo del Poleron , y con ternura, desabrocho su brasier mientras que sus dedos y sus manos recorrían su cuerpo blanco desnudo, suave, sin nada más que su tibia piel al aire. La observo, lo sabía, era hermosa. Sus cabellos perfumados caían sobre sus senos, por un momento, deseo undir su cabeza en la cabellera de TN, y así quedar dormido por su fragancia; después, su vista recurrió a sus bonitos pechos, ni tan grandes, ni tan pequeños... solo perfectos. Perfectos para ser probados por su lengua, o perfectos para ser acariciados por la curva de sus manos; después, su vientre, tan lizo y plano, con uno que otro lunar esparcido cerca de su ombligo, que raro, no se había dado cuenta, las veces que la había visto en interiore no se había fijado en ellos, también deseables, y así siguió... con sus muslos, torneados, y perfectamente moldeados, todo en ella era hermoso; pero había algo que más le atraía, sus ojos. Podría mirarlos todo el día y no se cansaría, incluso, le pediría unas horas al otro día para seguir viéndolos. Un verde bellísimo, pensó. Un verde que tranquiliza, que causa emoción, y deseo. Sonríe, esa mujer es era hermosa. Jos la toma de la barbilla y funde sus labios en los de ella, en un beso delicado, pero con la misma pasión que había guardado. Y completa su predicción, su sabor es el elixir más dulce del mundo. Jos cambio la posición de su mano, y la deslizo un poco más allá de su cuello, a su pecho, pellizco un poco los turgentes pezones que se erizaban con tenaz dureza. Los labios de Jos abandonaron el beso, y lo sustituyo por uno en su pecho, hizo un juego de círculos que a ella encanto, mientras que con la otra mano masajeaba su pecho.

J: Abre las piernas, cariño.

Ella trago en seco al escuchar la erótica petición de Jos , y por un momento, tembló; pues sabía que iba a experimentar el placer más maravilloso en su vida. Su tono voluptuoso la hizo estremecerse. El aspecto dominante en su cara le confirmó la gravedad de sus palabras- y le robó el aliento. Su pecho apenas podía contener el resoplido de su corazón. Pero ella hizo lo que él le pidió, separando sus muslos unos pocos centímetros.

J: Más--exigió.

Y eso hiso, solo los separo un poco más. El sonrío. TN, Al ver su expresión, supo que él aun quería más.

J: Ábrete para mí, amor--le susurro con un tono reclamante.

Ella no podía negarle nada, estaba envuelta en el placer, su clítoris se hinchaba y ansiaba por ser tocado por aquellas manos varoniles, así que separó las piernas de nuevo, hasta que los músculos de los muslos interiores se tensaron. Él la agarró por las caderas, y luego metió las manos bajo la espalda y la levantó. Y en silencio se arqueó para él, empujando sus pechos hacia su vista.

J: Perfecto-- murmuró, y luego se posó sobre su cuerpo, el roce de su pecho rozando el suyo, la hizo

vibrar.

Y enseguida, volvió a hundir sus labios en los de ella, creando un choque caliente y satisfactorio, después sus manos se deslizaron en lujuriosas caricias hasta recorrer su cuerpo entero.

J :Me encantan tus pechos--confeso sincero, mientras los probaba. Ella gimió, no podía decir otra cosa.
Jos jadeo al darle un roce con los dientes, mientras ella se retorcijaba en las caricias de su poderosa boca. Su mano libre vagó sobre su hombro, bajó a la curva de su cintura, a través de su cadera... hacia sus muslos separados.

J:¿Estás mojada?

El sabía la respuesta, pero quería escucharlo de sus labios.

Tu: Es estado común cuando estoy contigo.

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