"Las lágrimas nacen del corazón, no del cerebro"
-Leonardo da Vinci
*Perspectiva de Caín*
Me encontraba asustado por lo pasado en clase, el hecho de que el profesor hubiera tratado de abrir la libreta de Erinia, me había dejado petrificado y no supe que hacer o cómo reaccionar, ojalá haber sido yo el que la defendiera de ese estúpido profesor, incluso no pude reaccionar cuando lo escuche amenazándola, ver su rostro triste, sus ojos vacíos a punto de desbordarse me habían partido el corazón pero agradezco que el chico nuevo la ayudo, al menos por ahora ella está a salvo de ese maniático, si mi miedo se hubiera convertido en realidad y el profesor hubiera logrado abrir esa libreta, ella posiblemente estaría en espera para un juicio que era obvio que no ganaría, la justicia en estos tiempos era solo un termino superficial y vacío, sin ningún tipo de significado para los supuestos jueces, solo seguía siendo utilizado por la misma costumbre de la gente más, durante un juicio la única palabra valida era la del sacerdote encargado de este.
Sonó la campana y volteé a ver a Erinia para ayudarla a llevar sus cosas, pero ella ya no estaba, solo pude vislumbrar su cabellera volar por la puerta del aula, ella ya se había ido y yo nuevamente no había podido ayudarla.
Me apresuré a salir del salón de clases para poder ir a buscarla, camine por cada salón, en la capilla, bajo las escaleras e incluso subí a la azotea, pero no pude verla, se me estaba haciendo tarde para la siguiente clase, quizá ella ya se encontraba ahí y yo aquí buscándola, corrí al salón e ingrese, pero su carpeta estaba vacía, sentí un profundo vacío dentro de mí, como si me hubieran quitado el aire y ya no podía irme del salón porque la profesora ya me había visto ingresar.
-Buenas tardes profesora- saludé respetuosamente
-Buenas tardes Caín, ya es la una de la tarde y casi no has podido ingresar a clase- respondió cínicamente la profesora, se llamaba María, enseñaba matemáticas, solo lo básico.
-Habría sido una lástima si hubiera perdido su majestuosa e increíble clase, querida profesora- respondí sarcásticamente a la profesora, mientras le mostraba una sonrisa de oreja a oreja mostrando los dientes.
-Vaya a sentarse alumno- gruñó la profesora mirándome de manera despectiva, por lo que simplemente seguí mi camino hasta mi carpeta, caminé despacio, pensando en donde se encontraba Erinia, ella tenía un carácter fuerte, pero emocionalmente era inestable, no muy diferente a mí, la verdad, pero ella era fuerte, era mi pilar y mi ancla a esta vida, desde que...
- Caín, Caín, ¿puedes tomar asiento o te llevo de la mano a tu sitio? – Habló inesperadamente la profesora; sin darme cuenta me había quedado estático a pocos pasos de mi sitio viendo fijamente a su carpeta vacía.
-Lo siento profesora, ahora tomo mi lugar, disculpe - respondí avergonzado mientras rápidamente me sentaba en mi sitio.
-Muy bien, ya que todos se encuentran en sus posiciones, comenzaré hablándoles sobre las ecuaciones de primer grado...- mientras la profesora comenzaba su clase, yo proseguí imaginando y pensando los posibles lugares donde encontrar a Erinia al acabar la clase, sólo esperaba que ella se encontrará bien.
Sonó el timbre que anunciaba el fin de la ultima clase del día, el cielo empezaba a tornarse de un suave color rosa, el sol iba a empezar a ocultarse y tenia que buscar a Erinia, salí corriendo del salón hacia el patio, esperando que ella ya hubiera regresado y se encontrará ahí esperándome a para ir juntos a nuestras casas.
ESTÁS LEYENDO
P R O F U N DO
FantasyUna chispa de amor se encenderá en los corazones vacíos de dos almas encerradas en el olvido. ¿Podrá el amor sobrevivir a la magia de la soledad o sucumbirá a el propio abismo de la desilusión?