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Felicidad, era la emoción que reinaba en la casa Madrigal, el milagro se había salvado, nuevamente estaba toda la familia reunida, no más presiones, no más problemas. La magia había vuelto a Encanto y más fuerte que nunca.

Esa misma noche todos dormían cómodamente en sus habitaciones, la vela brillaba junto a la ventana en la habitación de la matriarca Madrigal, el cielo era adornado por una hermosa luna llena que estaba en su punto más alto.

Justo al dar media noche la llama de la vela se hizo más fuerte, más grande, cubriendo por completo aquella pequeña blanca vela con bordados dorados, la brisa de la noche golpeó aquel objeto haciéndolo caer al interior de la habitación.

En cualquier otra situación, en cualquier otra casa, aquella vela hubiera incendiado el lugar rápidamente, sin embargo, las cosas no ocurrieron de esa manera durante la noche.

Aquella vela estaba envuelta en fuego, el cual crecía cada vez más, comenzando a tomar forma de un bulto, un bulto que crecía tomando la forma como si de una persona recostada en el suelo se tratase.

El fuego comenzó a apagarse, dejando ver a una jovencita que dormía profundamente en el suelo hecha bolita, una jovencita de cabello pelirrojo, pelirrojo al igual que la intensa llama que la cubría hace un momento, com un vestido blanco impecable con bordados dorados idénticos a los de vela que estaba hace unos segundos en la ventana.

Aquella joven que había aparecido tras el fuego de la vela dormía plácidamente en el suelo, a unos cuantos centímetros de la cama donde estaba la señora Alma Madrigal.

La mañana llegó, un nuevo día aguardaba para la familia Madrigal, la mayor de todos se levantó, al ver aquella extraña jovencita dormida en el suelo se alarmó, pero no fue nada comparado con el susto que se llevó al no ver la vela en su lugar.

Alma: ¡La vela! - gritó

Aquella misteriosa pelirroja abrió lentamente sus ojos tras aquel grito, se sentó despacio ignorando el alboroto que estaba causando la señora frente a ella, miró con curiosidad sus manos, las levantó para verlas mejor mientras arrugada su nariz.

Alma: ¿Quien eres? ¿Que hiciste con la vela? ¿Como entraste hasta acá? - comenzó a bombardearla de preguntas

La chica la miró confundida, sintió un fuerte dolor en su cabeza por lo que llevo su mano hasta allá.

¡______! ¡_____! - retumbaba en su mente

_______ - soltó confundida

La mayor la miró como si se tratase de una loca, se acercó a ella mientras la miraba molesta.

Alma: Devuelveme la vela pequeña ratera

La muchacha no recordaba nada anterior a la noche, sin embargo entendía a la perfección lo que hablaba la mayor, entendió perfectamente aquel insulto.

¿Ratera? - repitió molesta - no soy ninguna ratera

Alma: Entonces ¿donde dejaste mi vela? - dijo mirándola entre sorprendida y molesta

No se de que habla - soltó intentando levantarse

Alma: Alto ahí - la detuvo - explicate

Suelteme - dijo moviendo su brazo

Al hacer tal movimiento, flores brotaron de su mano para caer en el rostro de la matriarca Madrigal tapandole por completo su campo visual, la chica aprovechó aquella distracción para salir corriendo de la habitación.

Corrió tan rápido como sus piernas se lo permitían sin mirar atrás, a lo lejos vio las escaleras, al bajarlas estaría la puerta, un poco más y sería libre, ese hubiera sido su destino si un joven no hubiera chocado con ella.

Qᴜᴇʀɪᴅᴀ ᴠᴇʟᴀ || Camilo Madrigal [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora