Especial

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Moonbyul sólo abrió sus ojos al sentir una respiración caliente en su cuello, y gruñó levemente, queriéndose mover, pero dándose cuenta que en realidad estaba atrapada

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Moonbyul sólo abrió sus ojos al sentir una respiración caliente en su cuello, y gruñó levemente, queriéndose mover, pero dándose cuenta que en realidad estaba atrapada.

Tener a su esposa abrazada a ella, una de sus piernas enredada en su cintura y la otra entre sus piernas. Rió, se movió un poco y besó su frente, inhalando su aroma.

Vio el reloj, que apuntaba las 8:30 de la mañana, en domingo, y frunció su ceño confundida, porque, realmente, sus hijas las levantaban a las 7 de la mañana para dormir de nuevo con ellas. Sólo alzó una ceja y volvió a gruñir al no poder estirarse por una dormilona pelinegra que estaba abrazada a ella, pero no se quejaba.

Porque en ese momento, amaba su vida.
Ella recordaba cuando deseaba no tenerla, cuando juraba que su vida apestaba y ahora sólo se veía, y se entendía. Las circunstancias realmente la hacían pensar eso, hasta que Yongsun apareció.
No podía decir que todo mejoró mágicamente porque no fue así, atravesó un largo proceso para llegar a ese punto de poder darle amor a 3 seres humanos, y con los nuevos deseos de su esposa, otro más.

Sólo suspiró, riendo, y abrazó más fuerte a su omega contra su pecho mientras tarareaba, exhalando feliz.
Escuchó cómo la otra de quejó levemente por el brusco movimiento, y ese bello rostro salió de su escondite.

Algunas veces olvidaba lo gruñona que era su esposa al levantarse, especialmente los domingos. La mayor la miró con sus ojos entrecerrados, recién levantada, y se posicionó a su altura para dejar un beso en su frente. Y Moonbyul amaba ver a su esposa recién levantada porque tenía una leve rutina.

Empujaba a la castaña al borde de la cama, la volvía abrazar, y rodaba hasta el otro borde, estirándose. Después, se queda así cinco segundos, bosteza, y vuelve a ella rodando, volviendo a abrazarla, pero haciéndose bolita, se estiraba de nuevo, y sólo quedaba boca arriba. La volteaba a ver.

—¿Y mis bebés?—Moonbyul comienza a estirarse hasta tronar sus huesos, haciendo a la pelinegra hacer un gesto,—Y no truenes tus huesos así, amor.

—Buenos días.—Recuerda, bromeando, pero Yongsun sólo la ve fija.—Son las 8:39 y no sé dónde están, tal vez están dormidas, ¿Recuerdas que ayer jugaron en el espacio todo el día? Realmente se agotaron.

—Oh, sí, tienes razón, me había preocupado porque pensé que puede que se habían escapado de la casa a buscar más cartón.—La alfa le pasa su vaso de agua que estaba a su lado y la omega lo acepta, sonriente, bebiendo.—¿Hoy qué hacemos de desayunar? Es domingo, tal vez quieran waffles con nieve, procura no darles mucha porque ya sabes lo qué pasa.

También, que Yongsun hacía preguntas a la castaña pero las respondía por si misma. Rió, se acercó, y besó su mejilla, acunando su rostro mientras la mayor reía y la abrazaba más contra ella.

—Conejita, ¿Hay noticias sobre esa personita en camino o... aprovechamos que las niñas están agotadas?—La pelinegra rió alto mientras se pegaba más a ella y sentía besos repartidos en su cuello, pero puede que esa risa alta le haya avisado a alguien que estaban despiertas porque escucharon la puerta azotarse, voces chillonas, y la castaña suspiró.

Little Bunny MOONSUN ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora