Capítulo 3 - Esto no está bien...

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Los primeros minutos en el coche fueron silenciosos, hasta que él dio la primera palabra.

-Ya casi llegamos. -dijo con nervios.

-Genial.

-Bueno, mientras tanto, puedes contarme un poco sobre ti. -Te miró y te sonrió.

-Bueno, vivo con mi madre, que trabaja casi siempre, sólo suelo estar con ella por las mañanas. Mi color favorito es el negro, no tengo hermanos, me gusta llevar faldas y el pelo largo, lo suelo llevar suelto casi siempre.

-¿Y tu padre?

Miraste hacia el suelo y como no respondías, él te miró.

-Oh, lo siento mucho de verd- -Se disculpó.

-No pasa nada, no lo sabías, está bien.

Os quedasteis en silencio unos minutos cuando...

-Bueno, ya hemos llegado. -Dijo animado.

Salisteis del coche y él te acompañó a la puerta de tu casa.

-Bueno... Supongo que ya me tengo que ir - le interrumpiste.

-No, no puedo hacer eso después de que me haya ayudado a llegar a mi casa que estaba lejos. Ven, pasa.

-No, no me gustaría molestar...

-Insisto. Pase. -dijiste con una sonrisa.

-Bueno...

Él y tú pasaron a tu casa y se quedó admirando alrededor. Por suerte habías limpiado y recogido todo antes.

-Prepararé un té, tome asiento Profesor Jackson. -él te interrumpió.

-¿Profesor Jackson? -rió- Estamos fuera del instituto, puedes llamarme Michael.

-Está bien, Michael. -sonreistes.

Preparaste una bandeja con té y galletas.

-¡Wow! ¡Mis galletas favoritas! -miraba con ojos brillantes la bandeja.

Te causó gracia. Parecía un niño pequeño.

-Adelante, coge una. -sonreíste.

Cogió una y la saboreó. Cerró los ojos, eso era señal de que le gusta.

-Hmmm, qué rico... -dijo con los ojos cerrados.

Le mirabas fíjamente, se veía tan guapo...

Él notó tu mirada posada sobre él.

Ahora los dos os mirabais fíjamente. Tus labios estaban a centímetros de los suyos.

















































Hasta que reaccionaste.

Te apartaste y cogiste una galleta, pero él seguía mirándote.

-Perdón... -te levantaste- voy al baño.

-Claro, te espero.

¿Qué acababa de pasar? Podrías haberte besado con tu profesor de biología.

Volviste a la sala, te dentaste y platicaste con él. Pasasteis un rato muy bueno, hasta parecía que érais mejores amigos.

-¿Tienes novio? -preguntó de golpe.

Su pregunta te sorprendió.

-No, no tengo...

-Wow, me sorprende. -bebió un sorbo de su té- una hermosa jóven sin novio.

Profesor JacksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora