Lady Florence, ni en sus mejores sueños pensó que seria la mujer elegida para convertirse en princesa del futuro rey de Inglaterra. Sabía muy dentro de ella que su relación no tenía que ver con el amor... pero el corazón manda muchas veces sobre la...
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"Las noches caliente de verano, a mitad de Julio
Cuando tú y yo éramos siempre rebeldes
Los días locos
Las luces de la ciudad
La forma en que jugabas conmigo como un niño
¿Me seguirás amando aun cuando ya no sea joven y hermosa?
¿Me seguirás amando, aunque no tenga nada más que mi adolorida alma?"- Young and beautiful, Lana del Rey.
Florence miraba la tiara en su cabello viendo como estas cambiaban de color según la luz de la chimenea alumbraba la habitación, a su vez también el precioso vestido de novia que aun portaba y como las doncellas acomodaban el cuarto para la consumación de su boda.
La joven debe piñizcar su piel entre sus dedos, para recordar que todo era real y no un sueño mágico.
La chica cierra los ojos recordando la hermosa ceremonia en la bahía, el sol brillaba como nunca, todo estaba decorado de oro, con hermosas telas, las mejores joyas, todo aquello como si solo la joven fuera lo más importante.
Los reyes estuvieron a su lado felicitándola en todo momento, dándole la bienvenida a la familia y quizás sintiéndose amada por primera vez en mucho tiempo.
La rubia recuerda su ceremonia y sus mejillas se sonrojan recordando como el príncipe Henry jamas dejo de mirarla durante toda la ceremonia mientras se repetían sus votos matrimoniales, los que juraban lealtad y amor eterno. Era el sueño de cualquiera de los presentes y en esos momentos se daba cuenta de lo afortunada que era.
De solo recordarlo comienza a sentir calor, el príncipe beso suavemente sus labios mientras todos vitoreaban. Fue un beso suave, mientras tomaba sus dos manos y le susurraba lo hermosa que lucía. Al salir de la bahía, la mitad de la población de Londres se acercaron a observarla, lanzando pétalos de flores al camino hasta el castillo, el príncipe la dejo disfrutar de todo momento, mientras sostenía su mano y ella sentía la argolla matrimonial que ahora tenía el en su mano con su nombre.
Durante la fiesta conoce a cientos de invitados de otras cortes de diferentes partes del mundo, los cuales la habían llenado de regalos a la que creían algún día seria la reina del país, alabando su belleza. La joven vuelve a la realidad, cuando mira a Mary quien se acerca a ella con cuidado desarmando su peinado dejando que su cabello caiga sobre sus hombros sin decir una palabra.
- Princesa – susurra Mary viéndola- ¿Quiere que la ayudemos a alistarse para su noche de bodas o prefiere esperar al príncipe así?
Florence solo asiente, mientras recuerda los comentarios de que esto seria publico para verificar que ella seguía siendo virgen, de solo pensarlo le daban ganas de vomitar.
