Anhelo.

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Yo amo la Soukoku Fluff Week, así que no podía no participar en la de este año❣️

Aquí les dejo los prompts:

Aquí les dejo los prompts:

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Disfruten :D❣️

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Dazai Osamu lo tenía casi absolutamente todo.

Una casa, una familia, buenas calificaciones, amigos, compañeras y compañeros que se morían por él, un rostro apuesto y, por lo que podía deducir, una estatura que le llevaría a ser más alto cuando sea un adulto.

Uno le envidiaría, desearía tener todo eso y hasta lo odiaría por lo mismo. 

Pero este adolescente de dieciséis años anhelaba algo más, algo que no se podría comparar con nada en el mundo.

Nakahara Chuuya entró a su escuela en el último año. Un estudiante que resaltó mucho desde el primer día, y no lo decía por sus cabellos rojos vivos y ojos de un color de mar que solo veías después de una tormenta, o el uniforme diferente, o el hecho de que utilizaba accesorios como collares, chokers, guantes, sombreros y piercings a pesar de que estaba prohibido, no.

Era su personalidad, su forma de ser, su aura llamativa, que hacía que cualquiera volteara a verle y se ensimismara por lo mismo, que lo hizo alguien famoso en menos de dos días.

Y por supuesto, eso llamó la atención de Dazai porque, ¿quién podía ser más llamativo, guapo, e inteligente que él? ¡No podía existir nadie más que él con esas cualidades!

Así que, un día, decidió escabullirse por los casilleros, esperando al dueño de la persona tan maravillosa que todos le describían.

Espero diez, veinte, cuarenta minutos y nada; la mayoría de los estudiantes ya se habían ido, pero precisamente hoy, esa persona decide retirarse tarde, qué suerte tan-

—Oi, ¿qué haces?

Una voz que describiría angélica, ni muy grave ni muy fuerte, que le dio escalofríos por toda la espalda, le llamó por detrás. Una voz que no reconoció como la de alguno de sus amigos o conocidos, así que volteó rápidamente y-

Los rumores no le hacían justicia.

En lo primero que se fijó, fue en los ojos azules brillosos y llenos de vida que se iluminaban más por culpa del sol de atardecer que entraba por la entrada principal, tan preciosos, tan únicos, que no le importaría morir si eran lo último que veía.

Su cabello, que parecía salir del mismo atardecer, caía perfectamente por partes de su rostro y hombros, largo y ondulado, el tipo de cabello hermoso y pelirrojo que cualquier mujer desearía.

De las facciones más lindas y feroces que jamás había visto; desde su nariz respingada y pequeña; las pecas adornando sus mejillas regordetas; hasta sus labios rosados y esponjosos que se veían suaves al tacto, ¿estaría mal robarle un be-

—¿Hola? ¿Estás bien? Tu cara parece un tomate, ¿necesitas ayuda? —para el colmo, el pelirrojo se había acercado aún más, su mano tocándole la frente, una mano suave y pequeña —. No parece que tengas fiebre...

—Y-yo... —dio dos pasos hacia atrás, como si el repentino tacto le hubiera despertado de sus pensamientos, el joven viéndole con curiosidad a lo que fuera a decir, y dijo la primera estupidez que se le vino a la cabeza —Y-yo no hablo con enanos.

Ese día terminó con un ojo morado, y un pelirrojo viviendo en su cabeza 24/7.

Por supuesto, desde ese entonces, empezó a pegarse a Chuuya como si fuera su perro guardián.

En Halloween le tendió una trampa diciéndole que todos los de tercer año se iban a disfrazar de Pikachu porque era el Pokémon favorito de todos (Chuuya, ¿por qué eres tan ingenuo?), y él se disfrazó de entrenador Pokémon. Una indirecta que decía: "Algún día te atraparé". Y no, Chuuya no la captó. Por supuesto, Chuuya le dejó otro ojo morado cuando vio que le jugó una trampa. 

¿Navidad? Dazai le invitó a dormir a su casa para terminar un proyecto que tenían juntos y dejó la ventana abierta en la noche para que Chuuya se resfriara y no fuera a la fiesta de la escuela. Sentía un poco de lástima por todas las niñas que practicaron su confesión y le compraron un regalo unos días antes, pero no podía arriesgarse.

Mañana era San Valentín, Dazai estaba planeando fingir enfermarse, algo grave, y llamar a Chuuya para que viniese a cuidarlo para que así, este faltara a la escuela y nadie pudiera darle chocolates. También trataría de dar un paso...

¿Egoísta? Sí, mucho. Porque si había algo que Dazai anhelaba más que nada, era a Nakahara Chuuya y él, no estaba dispuesto a compartirlo ni dejárselo a nadie.

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Dazai posesivo desde chiquito. Esto está mal eh, no le copien XD. 

Yo le rezo a Chuuya todas las noches🛐.

Siguiente: San Valentín. 


Soukoku Fluff Week 2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora