PRÓLOGO

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En el campo de fusilamiento, el buen hombre T/N BuenDía recordó la primera vez que llegó a la casa de los Madrigal, y en ese momento se dijo a sí mismo que no se arrepiente de nada.

No se arrepiente de no haberles revelado la ubicación del milagro a esos infames hombres, sabía que estaba a segundos de morir, pero le daba igual. Casita estaba a salvo, todos en el pueblo podían tener un nuevo día y...pudo proteger a su amada y a toda su familia.

Una simple pero humana sonrisa se dibujo en su rostro, y fue cuando las fatídica palabras salieron de la boca de aquel soldado:

-¡Disparen!- Anunció.

Tres balas en la espalda fueron suficientes para acabar con su vida, el campo se tiñó de rojo pero el cadáver de aquel que fue un buen hombre tenía todavía la última sonrisa provocada por sus recuerdos.

Muchos años atrás...

En el pueblo todo iba como de costumbre, el día no podía marchar más normal. Ahí arriba en una pequeña colina en la parte más alejada de este, existia una pequeña casa, una casita que resaltaba en lo alto y que cuidaba a los habitantes de ese pueblito en las montañas.

Era el encanto, el milagro dado a la familia Madrigal para continuar después de una terrible tragedia.

Ya habían pasado algunos meses desde que la casa había sido reconstruida y todo iba bastante bien y el milagro estaba más fuerte que nunca, al menos eso parecía en ese momento.

Todos estaban a la expectativa después de que Mariano y Dolores formalizaron su relación gracias a Mirabel. Se esperaba una boda claramente, una nueva generación de dones vendría si eso pasaba.

Justamente esa misma tarde, la pareja había llamado a todos a comer. Pareciera que tenían un gran anunció que darles a todos esa tarde y la abuela estaba más que ilusionada.

Nuestra querida Mirabel ayudaba a poner la mesa junto algunos de sus primos, y con buen trabajo terminaron, quedó perfecta para la gran ocasión que venía.

-Oye Mirabel ¿Isa no iba a traer una flores para el centro de la mesa?- le pregunto Camilo mientras acarreaba los cubiertos hacia la mesa.

-Se supone pero no ha salido de su cuarto en todo el día- contestó la chica de lentes un tanto preocupada. Siguieron con los preparativos pero la preocupación no la dejo por lo que decidió ir a investigar que era lo que pasaba con su hermana, tranquilamente se acerco a su cuarto y toco la puerta.

-Isa ¿Está todo bien?- Preguntó Mirabel esperando a que su hermana abriera la puerta.

Pero no hubo respuesta, revisó la puerta y no estaba cerrada completamente por lo que cuidadosamente la abrio y entro al cuarto de Isabela. La última vez que entró estaba lleno de flores de muchos colores pero ahora estaba lleno de plantas, enredaderas y algunos árboles, parecia un vivero como esos que se encuentran en los zoológicos en donde muestran todos los tipos de plantas.

Con cuidado y con preocupación camino buscando a su hermana, hasta que la encontró en su cama, sentada reflexionando, la chica de lentes se sentó al lado de su hermana, obviamente queriendo ayudarla sea lo que sea lo que le pasara.

-¿Está todo bien?- Le preguntó de nuevo.

Isa miró a su hermana, sus ojos cafés tenian una expresión de desconcerto y preocupación. Mirabel sin pensarlo dos veces la abrazo e Isa correspondío el abrazo que duro algunos segundos.

Una nueva soledad (Isabela Madrigal x Lector)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora