Tres meses sonaban fácil, de cierta forma no lo habían sido, ambos tenían sus problemas y sus limitantes últimamente. Win por ejemplo se había despertado realmente furioso ese día y se puso aún más furioso cuando quizo ponerse sus pantalones de vestir favoritos y simplemente no pudo cerrarlos.
-Ay no, ay no, este es el fin, no tengo otros pantalones que vayan a cerrar, ayer tuve que guardar mis Balenciaga, solo tengo pantalones deportivos y voy a trabajar no a correr -
-Puedes ponerte un par mio - Bright fue a buscar al armario los pantalones más grandes de vestir que tenía, ambos compartían todo el tiempo la ropa y los zapatos así que no era extraño hacerlo ahora - Toma -
-Creo que voy a necesitar ropa nueva ahora - se puso los pantalones y estos si se cerraron pero se veían bastante grandes para el -
-Podemos ir más tarde, y así tendrás ropa especial para mañana - Win se vio al espejo y sintió ganas de llorar -
El sabía que todo eso era por las hormonas, y lo hacía sentir aún peor no saber controlar su cuerpo. Y Bright sabía que si quería seguir siendo un hombre feliz, debía decirle solo las cosas lindas que había en él y lo bien que se veía su cabello o rostro.
-Voy a ser del tamaño de un elefante - se dejó caer en la cama con frustración -
-Por supuesto que no, eres del tamaño perfecto - Bright se había encargado de planchar la camisa de su esposo - Te dejé la camisa ahí ya lista, iré a servir el desayuno y poner la comida en una bandeja -
-Si, voy en seguida - Win se terminó de vestir y peinar cuando un mensaje de texto de Jennie llegó a su bandeja, creía que sería lo típico, preguntas de su esposo o como iba su embarazo y si ya sabía el sexo de su bebé -
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-Señor Vachirawit, aquí están los papeles que le envía su padre - Bright firmó como siempre y la mujer que entró a verlo, como siempre se había vestido más linda que de costumbre y había entrado con un movimiento cadencioso esperando llamar la atención del jefe -
