-Por favor, por favor ya no llores - Win estaba hace diez minutos llorando sin parar con amargura - Por favor conejito -
Pero no, el más alto seguía llorando, sentado en un costado de la cama sobando su vientre. Ese fin de semana aprovecharían para descansar, Win estaba más cansado ahora, atrás habían quedado los cinco meses y medio en los cuales el más alto se sentía radiante y menos enorme como se decía ahora, pero es que los seis meses trajeron consigo una talla extra de pantalón y camisas más grandes de embarazado, había acné en su espalda, urgencia para orinar cada diez minutos y justo lo peor, pies hinchados.
-Mi vida, es que se me acaban las ideas, no sé cómo hacerlo -
Esa mañana, Win estaba más caliente que una estufa, pero ahora el tamaño de su bebé le hacía complicado el poder hacerlo como antes. Bright se había negado a tener relaciones por miedo a lastimarlo, es que incluso ya no dormía boca arriba por que le era muy complicado estar cómodo.
-Te sentirías incomodo boca arriba y me pedirás que pare, te conozco, y si te lo hago por atrás dirás que sientes como tu vientre queda colgando y esa sensación extraña que sientes cuando te agachas -
Además ahora había otro factor, el movimiento, hacia solo un mes, Win pedía a su hijo moverse por que le preocupaba que no lo hiciese, bueno ahora solo pedía que lo dejara tranquilo un rato. Se movia mucho dado que tiene más espacio.
-Winnie deja de llorar por favor - el más alto le daba la espalda - Mi amor -
El moreno trató de acercarse a su esposo pero su gatita, Ame, no se lo permitió, le dio unos buenos arañazos, incluso el minino se había vuelto más apegado a Win, si el más alto estaba en la sala, la gata seguidamente estaría cerca suyo pidiendo mimos. Era como si ella supiese que un nuevo miembro se uniría a la familia, a veces se frotaba sobre la panza de Win, ella definitivamente lo sentía, así que esos arañazos solo era una forma de decirle a Bright que estaba cuidando de su esposo.
-No, ya no voy a querer tener sexo contigo jamás, ya no tendremos hijos, cuando nazca mi bebé tampoco tendremos intimidad, nunca más Vachirawit -
-Winnie - obtuvo otro zarpazo de su gata -
-Ve a dormir a otro lado esta noche por que no quiero dormir contigo - Win lloró más fuerte - Ya no te quiero -
Su esposo parecía niño al que se le niega un juguete, sabía que tenía que tener paciencia. No dijo nada, solo salió de la habitación dándole su espacio. Había más que solo el actuar de las hormonas en Win, últimamente sentía que todos lo veían distinto, como si fuese un bicho raro. Todos lo trataban como si fuese a romperse, no quería eso, quería que lo tratasen como antes no que lo sobre protegieran.
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Hace unos días en la última junta que había tenido con Bright se sintió visto como una cosa rara, y es que desde que llegó todos habían puesto sus ojos en el. No sabía si era su nueva ropa o su nueva camisa o que se había tomado un buen rato de secar su camisa dado que algunas veces un par de gotas de leche salían de sus pecho mojando su camisa, no pudo evitar pensar si es que de verdad no habían visto a otro doncel en su estado por que él si, a muchos.
