Discord y el Fantasma de la Opera [Fluttercord]

Intriga

Advertencia +18

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"¿Le complací, señor?"

Gimió, despertado de su trance por la voz de la yegua. Sí, el placer era placentero, pero siempre breve.

"Me agradaste mucho, querida", gruñó, retrocediendo. La yegua pareció hacer un poco de puchero, pero solo momentáneamente y rápidamente se sacudió el polvo.

"¿Hay algo más que pueda hacer por usted, señor?"

No quería mirarla. Esta era la parte que siempre odió. Era un semental con necesidades como cualquier otro, y cuando necesitaba liberarse de los antojos de la carne, sabía exactamente dónde encontrarlos. La ciudad estaba plagada de prostitutas que estaban dispuestas a hacer mucho más de lo que le había pedido a esta yegua. Sin embargo, quería que los encuentros fueran lo más breves posible. Después de recibir lo que quería, le daría a la yegua lo que quería.

"Toma," murmuró, lanzando a la yegua varias monedas de oro.

Los ojos de la yegua se abrieron con asombro. "Pero señor, esto es demasiado para una simple-"

"Querida", susurró, con toda la calma que pudo reunir, "eres una yegua de gran talento. Te mereces cada centavo".

La yegua no dijo nada, no iba a discutir por dinero. Rápidamente metió las monedas en su corpiño, pero intentó mirar más allá de las sombras que cubrían el rostro de su cliente. Ella lo había visto antes; este no era el primer encuentro que los dos compartían. Era un pony misterioso; solo busca "compañía" mucho después del anochecer, y siempre se niega a entrar. Prefería los callejones oscuros y solitarios y los duros muros de piedra a los suaves lechos de plumas. Lo había visto aquí con otras yeguas también, a veces buscando el placer que ella le había brindado, a veces buscando más. Pero él mismo nunca cambió, siempre pegado a las sombras y manteniendo su rostro cubierto con el cuello de su capa. Ella se encogió de hombros, pensando que en realidad no importaba cómo se vistiera o cómo se comportara, siempre y cuando le pagaran.

"¿Te volveré a ver pronto, señor? ¿Estás seguro de que no hay nada que pueda-"

"Sí", gruñó. La yegua saltó ante el sonido de su voz, sin esperar el tono aterrador. Rápidamente comenzó a alejarse de la yegua, aferrándose a su último hilo de cordura.

"Te han pagado, ahora vete, rápido... y no digas una palabra sobre nada de esto," advirtió, antes de girar sobre su casco y desaparecer entre las sombras, su capa ondeando detrás de él.

La yegua no tenía idea de lo afortunada que era, pensó con desdén. Si ella hubiera dicho una palabra más, su paciencia se habría esfumado por completo y no se sabía lo que habría hecho. De hecho, fue bueno que se fuera cuando lo había hecho. Odiaba rezar por sus necesidades más básicas, pero siempre estaba agradecido por la pequeña cantidad de magia que poseía permitiéndole parecerse a un pony, aunque solo fuera por un corto tiempo. La mayor parte de la magia se había extinguido en este mundo, siendo presa de una tecnología de rápido crecimiento. La mayoría de los ponis ya ni siquiera podían lanzar un hechizo básico. Los cuernos se habían convertido en nada más que una muestra de estatus o riqueza.

Rápida, silenciosa y velozmente, con el aspecto de un murciélago en el aire de la noche, regresó a su santuario, donde los demonios que amenazaban con consumirlo podían mantenerse a raya gracias al poder de su genio.

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Miró por la ventana en el cielo nocturno, suplicando que las nubes revelen el brillo de la luna plateada y permitan que sus acogedores rayos iluminen su diminuto dormitorio. Suspiró, apoyando la cabeza contra el marco de la ventana de hierro duro, sabiendo que era una causa perdida. Había una tormenta en el aire; podía sentirlo en sus huesos. Años de vivir en el campo habían matizado tales habilidades de detección dentro de ella. Fluttershy suspiró de nuevo y se envolvió la manta alrededor de su cuerpo, temblando, pero no por el aire frío de la noche.