Uesugi Fuutaro, un chico que le toco ser tutor de unas quintillizas, en el lapso de tiempo empezó a ganarse la confianza de las hermanas, exceptuando dos de ellas, Itsuki y Nino, con la ultima era con la que peor relacion tenia, pero el dia del camp...
Este se encontraba despertando de al parecer un sueño profundo, este hubiese despertado como normalmente lo hacia si no fuera por el hecho que... estaba en un lugar desconocido.
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Fuutaro miro a todos su alrededor y noto que todo era lo mismo, pasillo con mas pasillo, pareciendo que no habia un fin en especifico.
- h-hola... - fue lo único que dijo el azabache.
Con temor se levanto del suelo y miro con detalle el lugar y quedo sorprendido y un poco nervioso ver que todos los pasillos eran exactamente iguales al anteriores, sin ningún rumbo aparente.
Lentamente empezaría a caminar mientras miraba a sus alrededores, no sabia donde estaba y no habia una forma de saberlo, era un lugar misterioso y sin sentido, lo mas lógico es pueda llegar hacia una salida o algo por el estilo si seguía caminando...
"NO"
Fuutaro camino y camino por un largo tiempo y no encontró una salida, solo siguió encontrándose con pasillos, este ya no entendía nada de lo que estaba pasando, ¿porque no encontraba todavía el final?
Poco a poco se estaba desesperando y perdiendo la cordura con el paso del tiempo y no lograr encontrar una salida, esto era una tortura psicológica para cualquier persona, estar encerrado en un lugar sin salida y tener que estar caminando por infinitos pasillos sin ningún fin, era una experiencia horrible.
Ya se encontraba harto de esto pero en uno de los pasillos que iba a caminar, vio algo distinto...
Este noto una silueta humana en el suelo, parecía estar sollozando pero lo que espantaba era que la persona no derramaba lagrimas normales, un liquido negro salía de esta y se mezclaba con el suelo, dejando un gran charco negro.
- *sniff* p-porque... *sniff* p-porque... - eran los sollozos de la persona, estos eran de una mujer adolescente.
Pero lo que dejo petrificado a Fuutaro es el hecho que este reconoció la cabellera magenta y esos listones de mariposa que llevaba en cada costado.
- ¿N-Ni...Nino...? - tartamudeo Fuutaro mientras que poco a poco se acercaba a ella.
Los sollozos dejaron de escucharse y hubo un silencio en todo el lugar, la angustia era muy notable en el ambiente, Fuutaro temblaba y cada vez se sentía menos seguro de seguir acercándose.
- t-todo fue... t-todo fue... - la chica empezó a repetir la misma frase una y otra vez, cada vez mas rápido.
Fuutaro ya no quería seguir acercándose, pero su cuerpo no reaccionaba a sus ordenes, su respiración se volvía agitada, su mano estaba a punto de tocar el hombro de la chica, pero sin previo aviso...
