Todo fue mi culpa

第4章

El señor Nakano subiria las escaleras para llegar al segundo piso, en donde se encontraba las habitaciones de sus queridas hijas.

Era muy notable el ambiente depresivo y triste, el hombre fue a la primera puerta que estaba mas cerca, la de Itsuki y decidio tocar la puerta.

- Itsuki, ¿estas ahi? - pregunto el hombre con un tono algo triste pero con un toque de su seriedad que le caracterizaba.

No recibio respuesta, asi que decidio tomar la desicion de abrir la puerta sin permiso ya que estaba muy preocupado y queria que estas no hicieran algo estupido que se arrepentirian por tener que vivir con la perdida de una de sus hermanas.

Al abrirlo lo suficiente para asomar la cabeza, noto que todo el cuarto estaba en completo oscuro, casi no se podia ver nada, solo se podia ver una silueta sentada en el escritorio que se encontraba en la habitacion.

Mauro se acerco lentamente hacia la silueta de la chica hasta llegar detras suyo y tocar su hombro para llamar su atencion.

- ¿itsuki? - al decir el hombre de su hija menor, la silueta volteo a ver al hombre que se encontraba detras suyo.

- p-padre... - la voz decaida de Itsuki por fin se escucho.

- esta muy oscuro tu cuarto, deberias de prender la luz - al decir esto, este fue al interrumptor de luz y encendio la luz y asi pude apreciar ahora si a su hija, quedando en shock.

Noto que su hija tenua el rostro apagado, con grandes ojeras y en su mirada se notaba una suma tristeza sin un brillo en sus ojos, tenia la ropa sucia y arrugada, todo su cabello estaba desordenado y sin cuidado.

- I-Itsuki... ¿puedes bajar a la sala, quiero hablar con todas ustedes? - al decir esto, Itsuki sin animos se levanto y empezo caminar lentamente hacia afuera de su habitacion para ir a la sala que se encontraba en el primer piso.

Ahora era turno de ir al cuarto de Yotsuba, al abrir la puerta, se encontro con el mismo paradero, la habitacion se encontraba completamente oscuro, pero esta vez noto que la silueta de su hija se encontraba acostada en su cama, abrazando una almohada.

Mauro se acerco a su hija para sentarse en la orilla de la cama mientras este le tocaba el hombro.

- Yotsuba... - la chica al escuchar su nombre, se dio la vuelta lentamente hasta estar frente a frente a su padre.

- h-hola... *sniff* p-padre... - la pelinaranja se encontraba sollozando en silencio.

El hombre acaricio gentilmente la cabellera de su hija, buscando una manera de tranquilizarla de forma gentil, con su otra mano seco las lagrimas que tenia en los ojos.

- puedes bajar a la sala, quiero hablar con ustedes... -  Yotsuba solo asintio y se levanto con la almohada todavia en sus manos.

Ya dos de sus hijas estaban en la sala, solo faltaban las dos restantes que igual se encontraban en su cuarto.

Ahora era turno de ir a la habitacion de Miku.

Igual que las dos anteriores, esta se encontraba casi completamente oscura, ya que esta vez se podia ver a Miku con una pequeña lampara alumbrandola, Mauro vio que la castaña se encontraba en su cama recostada, mirando la pared sin quitarle la vida y con sus audificonos azules en sus oidos escuchando musica.

Miku noto que alguien habia entrado a su cuarto, esta miro y noto la presencia de su padre.

- p-padre... ¿q-que haces a-aqui...? - pregunto la chica desanimada.