¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
'monsters don't cry in the dark '
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
CUANDO SE VIVE EN LAS SOMBRAS CON EL PERMANENTE frío en los huesos el único consuelo es el latido triste, constante y solitario de tu corazón. La primera cosa que Gaara aprendió de Azami era que un mounstro no lloraba ni en la más profunda y solitaria obscuridad.
Sin importar el dolor o la rabia que sentía, las lágrimas sólo eran combustible para el fuego de la debilidad, y eso era algo que los mounstros como ellos no se podían permitir. Por qué Azami no negaba ser un mounstro. No valía la pena negar algo que todo el mundo afirmaba.
— ¿No te duele?
Su pregunta pretendía saber si su amiga sufría el mismo dolor en el pecho que el dentia cada que alguien lo rechazaba o lo llamaba mounstro.
— ¿Que cosa? —Azami solo se hacia la loca. Ella sabia a que se refería.
— Cuando los demás te rechazan — el pequeño pelirrojo llevo la mano a su corazón mientras agachaba la mirada — A mi me duele mucho aquí.
La rubia dejó de jugar con la arena para acercarse a su amigo. Tomo su mano entre las suyas y lo hizo alzar la mirada — Si, antes dolía. Pero ahora que eres mi amigo ya no.
Gaara sonrió con las mejillas sonrojadas. Ella lo consideraba su amigo.
Aún recordaba el día que se conocieron. Los otros niños de Sunagakure lo habían llamado mounstro justo después de que el les preguntara si podía jugar con ellos. Desde la sombra una pequeña cabellera rubia se asomó y con un rápido movimiento corto el balón de los niños, que rápidamente corrieron asustados del otro moustro sangriento de Sunagakure.
— Además, tu y yo somos mejores. O eso se supone — tomo su pequeña cubeta para empezar un castillo de arena — Mami dice que tu eres especial. Casi como yo, pero no como yo.
— ¿Especial? — para el, los padres de Asami eran los adultos amables y de buen corazón que le daban galletas cada que lo veían.
Pobres niños, que no pueden ver más allá de lo evidente y darse cuenta que eso no era tan bueno como parecía. Si, era bueno que consideraran especial a Gaara, pero no decían verlo con los mismos ojos con los que la miraban a ella. El señor y la señora Kozume en su juventud formaron parte de un pequeño grupo de creyentes que parecían adorar unos entes de otra dimensión, con naturaleza celestial, casi divina. Y esa fe los llevo a cometer actos atroces que estaban en contra de la moral humana.
